Robos, asesinatos y Gobierno de Reconstrucción Nacional

Robos, asesinatos y Gobierno de Reconstrucción Nacional

El país, dividido por la guerra civil y la ocupación militar norteamericana, tuvo dos gobiernos. El constitucionalista, presidido por Francisco Alberto Caamaño Deñó, legítimo, como representante de la Constitución y las leyes violentadas por los golpistas en 1963. Pero los norteamericanos lo calificaban como “Rebelde”, en su interés de seguir favoreciendo a los golpistas.
El otro, la Junta de San Isidro (Pedro Bartolomé Benoit), asimilada el 7 de mayo por el Gobierno de Reconstrucción Nacional, obediente a los norteamericanos, presidido por Antonio Imbert Barreras, a quienes EEUU calificaba de “leales”.
San Isidro e Imbert, renunciaron implícitamente a la nacionalidad dominicana, al traicionar la Patria, cuando solicitaron las tropas que pisotearon la soberanía nacional, y se dedicaron a asesinar a ciudadanos dominicanos y por colocarse al servicio de un gobierno extranjero.
Ese presidenciable Imbert Barrera tenía entre sus ancestros al general José Ma. Imbert, héroe del 30 de marzo de 1844 y al general lilisista Segundo Imbert. Funcionario trujillista, complotó contra su propio Jefe resultando ser uno de los dos sobrevivientes del atentado contra Trujillo, y Balaguer lo nombró por decreto, “General Vitalicio” junto a Luis Amiama Tió, al considerárseles “Héroes Nacionales”. Amiama renunció, pero Imbert se enroló como tal. Sin embargo, la conducta de estos sujetos durante el Consejo de Estado y posteriormente no fue nada patriótica: Piero Gleijeses, en su ardua investigación publicada bajo el título La Esperanza Desgarrada en 2012 nos dice que: «Unos $4, 000 000 de dólares desaparecieron en el ingenio azucarero de Haina durante 1962 y $1,500 000 de los fondos para gastos menores de la Cancillería», estribe John Martin, quien fue embajador de los EE.UU en la República Dominicana en 1962-1963. Como de costumbre, no hubo pruebas suficientes para aprehender a los ladrones, aunque los indicios abundaran. Imbert Barrera»estuvo profundamente involucrado en Haina».
Durante el Consejo de Estado se gestaba todo, pues como expresa Gleijeses, citando a la CIA:
“Antonio Imbert Barrera , convencido de que «la democracia no funcionaría nunca» y de que «cualquiera podía ser comprado» pasaba horas encerrado en su despacho «barajando pilas de telegramas y pilas de dinero, distribuyendo empleos, haciendo arrestar gente, despidiendo a unos policías y tomando otros: en otras palabras, usurpando la presidencia» .
Pero Imbert disfrutó de su aureola de “Héroe Nacional” hasta 1965, pues incluso Bosch cuando lo derrocaron y lo enviaron a Puerto Rico en 1963, pidió que lo acompañara como una garantía de que no se atentaría contra su vida durante el viaje en una fragata de la marina. Con el gobierno del Triunvirato, Imbert se fortalece y aspira a lo que Kennedy planteó: Ser el continuador de la dictadura trujillista sin Trujillo, para evitar que el país se convirtiera en otra Cuba.
“Imbert Barrera y Amiama Tió no tuvieron éxito (…)en 1962. Pero Imbert Barrera tuvo una segunda oportunidad (.), en mayo de 1965. Martin —¡el liberal, el demócrata!— lo eligió para encabezar una tercera fuerza inexistente, que solo representaría el sector más corrupto de la sociedad dominicana(…) “corrupto, ambicioso y obsequioso. Imbert tenía, escribió el embajador Bennett, “la mentalidad de un gánster”, pero era pro-norteamericano”.
Desató una represión criminal, apoyado por las tropas del CEFA dirigidas por Wessin, rearmadas por los norteamericanos y dotadas de helicópteros, tanques, jeeps y asistidas por oficiales yanquis. Ejecutaron la operación “Escoba”, aislaron al grueso constitucionalista en Ciudad Nueva, al crear el famoso “Corredor” y actuaron a mansalva contra los comandos de la parte alta de la capital. Casi todos los jóvenes capturados, llevados a La Victoria, eran sacados por las noches y fusilados en los cementerios y en otros territorios controlados por dicho gobierno, y había registrados miles de presos políticos en todo el país. La represión fue generalizada en todo el territorio nacional, con prisiones, torturas y asesinatos.
Queda claro, que esos “Héroes Nacionales” no actuaron para establecer democracia ni liberar pueblo alguno, sino para tomarse una mayor tajada del pastel nacional, lo que en el fondo demuestra que eran tan ambiciosos y antinacionales, represivos y asesinos, como su propio jefe. Por eso el país no cambió nada, como fue el propósito del presidente Kennedy.

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