Robos de cables

Robos de cables

El hecho de que continúe imperturbable el robo de cables del alumbrado en la Autopista Las Américas pone en entredicho la efectividad de la vigilancia y prevención ante acciones que acarrean grandes perjuicios.

La Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (EdeEste) ha informado que las últimas sustracciones se produjeron el jueves último, cuando varios tramos de cables recién instalados fueron robados.

Para desestimular estos robos no se ha hecho lo suficiente, y la reincidencia es la mejor demostración de que así ha sido.

Una iniciativa de la Dirección General de Aduanas para que los exportadores de metales demuestren la procedencia legítima de los mismos, aunque es plausible y útil tiene poco o ningún efecto sobre los robos.

Las sustracciones no solo se han producido en la Autopista Las Ameritas, sino también en otras vías de Santo Domingo Oriental en las cuales se ha instalado y reinstalado cables y luminarias sustraídas.

Particularmente EdeEste ha denunciado pérdidas importantes por estas sustracciones de cables. También han sufrido perjuicios los usuarios del servicio energético y la seguridad en los barrios que quedan a oscuras por estos robos. Parece que algo está fallando en lo concerniente a vigilancia y captura de los autores de estos robos.

¿Cómo justificar que puedan producirse robos tras robos en una misma zona de abundante circulación de vehículos como la Autopista Las Americas y que no haya sido desarticulada ninguna banda responsable de estas acciones?

EdeEste ha pedido cooperación de la Policía Nacional y las Fuerzas Armadas para acabar con los robos de cables.

Justo sería atender ese llamado y hacer que el peso de la ley caiga sobre los responsables de estos robos y todas, absolutamente todas, las complicidades implícitas.

Temor justificado
En el sector sindical anida el temor de que el nuevo Sistema Nacional de Seguridad Social pueda sucumbir ante las actitudes que llevaron a la bancarrota al Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS).

Se teme que algunos agentes de retención de las cotizaciones de los trabajadores se las arreglen para no transferir lo recaudado hacia los capítulos correspondientes de la seguridad social.

Si se toma en cuenta que, ciertamente, muchos empresarios descontaban a sus trabajadores las cotizaciones y que éstas jamás iban a parar a las arcas del IDSS, no sería prejuicio temer o suponer que pueda ocurrir lo mismo con el actual esquema de seguridad social.

Hay que evitar que de la misma manera que la entrada en vigencia del Seguro Familiar de Salud fue boicoteada durante mucho tiempo por parte de algunos empresarios, puedan aparecer quienes retengan o desvíen cotizaciones de trabajadores y afecten el funcionamiento del sistema.

No sería nada del otro mundo que esto ocurriera en un país que se ha estado gastando por mucho tiempo el lujo de relajar y permitir que se relaje la esencia de sus propias leyes.

Ante los justificados temores de una parte del sector sindical, sería prudente que se afinen bien los dispositivos de vigilancia destinados a resguardar la integridad de la seguridad social.

Más vale precaver.

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