Rocío Oller  
En la cúspide de su vida

Rocío Oller   <BR><STRONG>En la cúspide de su vida</STRONG>

POR INGRIS LEYBA
Las responsabilidades, que desde la juventud se asumen con dedicación, suelen ser la base de un futuro promisorio, por eso es fácil deducir que Rocío Oller, tras una vida de trabajo intenso, apegada a este principio, ha logrado el éxito profesional y familiar que se planteó como meta.  

Al establecer el primer contacto con ella, durante un encuentro en su oficina, intuimos que estábamos frente a una de esas personas aficionadas a los trabajos en los que crear, descubrir, enfrentarse a un nuevo reto y relacionarse con los demás, son elementos esenciales en la vida.

Y no es para menos, nuestra entrevistada es una de los tantos afortunados que tiene la dicha de hacer lo que les gusta, y de disfrutar con madurez el sabor del triunfo. Con la espontaneidad que la caracteriza, conversó acerca de su vida, la familia, sus proyectos y del discurrir de sus días como gerente general de McCann Erickson Dominicana.

Para Rocío Oller la familia es primordial, pues sus padres le han mostrado lo importante que son la lealtad y la honradez, valores que se reflejan a cada momento, ya sea en el desarrollo de su trabajo o en las relaciones amistosas que le ha tocado cultivar.

Se considera una fiel admiradora de su padre, Osvaldo Oller Castro, un ingeniero civil (r) de San Pedro de Macorís, quien junto a su madre Milagros Villalón de Oller, le han inculcado, a ella y a sus tres hermanos, Osvaldo, María Soledad de los Milagros y Pedro Agustín Oller Villalón, lo valioso que resulta la armonía, la integridad y el respeto hacia los demás.

Y aunque por convicción no tiene una familia propia, asegura que Dios le ha dado muchos sobrinos con los que es muy feliz, “yo no le temo a la soledad, más bien la respeto, además tengo afortunadamente una familia muy unida con la que he vivido las mejores experiencias de mi vida”. 

Al hablar de esos momentos, recuerda con añoranza la infancia, cuando se iban de viaje, “imagínate, somos cuatro hermanos, nos divertíamos mucho, sobre todo en las vacaciones de verano en compañía de mis primos; nuestros padres alquilaban una casa en el Cerrucho de Guayacanes, en la costa Sureste del país, allí nos juntábamos hasta 14 muchachos en una sola casa”, asegura con naturalidad, mientras deja ver sus ojos verdes, llena de alegría; luego sonríe y continúa: “Siempre hemos sido muy unidos, nos gusta compartir y viajar juntos”.

¿Y la adolescencia …?

 Asegura que fue una etapa bonita, en la que creaba en su interior las estrategias que luego la llevarían alcanzar el éxito del que hoy, gracias a su dedicación, disfruta.

Aunque aveces también fue rebelde, tanto que un día, impresionada como cualquier adolescente por las convulsiones políticas y bélicas de Medio Oriente, decidió dejarlo todo para irse a Israel, viaje que su padre, preocupado por su bienestar físico, no autorizó. Entre carcajadas recuerda que Don Osvaldo le advirtió, que si quería que un árabe le volara la cabeza en un pleito en el que ella no tenía nada que ver, que esperara al menos ser mayor de edad.

“A pesar de que no me dejó hacer el viaje, con el paso del tiempo y la madurez que aportan los años entendí la posición de mi papá”.

Su ingreso al mundo publicitario

 De niña jamás se imaginó en este tipo de negocio, pues le fascinaban las profesiones de gran trascendencia, así fue como se graduó de Administración Turística en Nashbille, Tennesse en Estados Unidos, y para ese entonces, cuando regresó al país, su aspiración era trabajar en la Secretaría de Turismo, después ingresó, en busca de nuevos horizontes, a la industria hotelera, sector en el que trabajó por varios años, hasta que finalmente decidió diversificar aún más sus opciones laborales y aplicó, entre otras empresas, en la compañía de publicidad Leo Burnett. A partir de ese momento, su vida laboral ha girado entorno al arte.

Su formalidad en el negocio ocurre unos años después, cuando por casualidad entra a McCann Erickson en 1998, como directora de Servicios al Cliente; un tiempo después vuelve a Leo Burnett y regresa en enero del 2003 como gerente general, con la responsabilidad de adquirir un compromiso a largo plazo en la empresa y capacitar a un personal netamente dominicano, contrario a años anteriores cuando los  extranjeros eran preferidos.

Dijo que desde ese entonces la agencia ha experimentado un crecimiento no sólo proporcional a la estabilidad económica del país, sino también a que en la actualidad el publicista ha cambiado su perspectiva de la profesión.

 “Es por eso que en la agencia estamos cada vez más conscientes de que la mejor campaña publicitaria es aquella en la que conocemos mejor a los  consumidores a los que va dirigida la publicidad, además tenemos unas unidades de trabajo muy buenas y consolidadas”.

Manifestó que “por no tener una industria estructurada y una coherencia en lo que hacíamos, la sociedad nos veía como unos bohemios, que sacábamos un dibujo de la computadora, pero no es así, un dibujo o una campaña publicitaria es mucho más complejo, requiere pensar, analizar y conocer el mercado”.

Afirmó que una de las razones  por las que le apasiona tanto este trabajo es por la flexibilidad que ofrece en todos los sentidos, por lo que su agenda laboral comienza con su llegada a la empresa a las 9:00 a.m. “reviso el correo electrónico y a partir de ahí, el programa de lo que voy hacer lo determinan los clientes. Éste es un oficio de cierto modo informal, donde no se puede estar sujeto a una sola idea”.

Perfil

Rocío Oller nació en Santo Domingo y realizó sus estudios primarios en la escuela Abraham Lincoln de San Pedro de Macorís, donde residía la familia en ese entonces por cuestiones de trabajo de su padre, y los secundarios en el colegio Santo Domingo.

Es hija de Osvaldo Oller Castro, un ingeniero civil retirado, quien fue Secretario de Obras Públicas durante la dictadura de Trujillo en el 1954 y de Milagros Villalón de Oller, a quien define como una madre ejemplar que laboró por muchos años en el Banco de Reservas, trabajo que abandonó para dedicarse a cuidar a sus hijos.

Tiene tres hermanos: el empresario Osvaldo Oller Villalón; la economista María Soledad de los Milagros y Pedro Agustín Oller Villalón, quien actualmente es ejecutivo en Citybank.

Estudios superiores

Es graduada en Decoración de Interiores de la UNPHU y de Administración Turística en Tennesse, Estados Unidos; ha recibido entrenamientos sobre planificación estratégica, mercadeo y manejo de crisis. 

Experiencia laboral

Desde la adolescencia su padre le ha enseñado el valor del trabajo, así que durante tres veranos, cuando estaba en el colegio, fue recepcionista en Brugal & Co., ya en su vida profesional fue decoradora en 1982 en Costasur Dominicana, subsidiaria del Central Romana en el país, de ahí pasó al Dominicus, empresa que arrendó el hotel Sheraton, más tarde junto a un amigo alemán arriendó el Hotel Macorís, en San Pedro de Macorís; a su regreso a Santo Domingo entró a la agencia publicitaria Leo Burnett y tras su renuncia se desempeñó como manager de la línea de cremas Jergens en Inesa, tres años después vuelve a Leo Burnett y finalmente asumió la gerencia general en McCann Erickson Dominicana.

A corazón abierto

Una comida: pollo frito

Música:
el jazz

Un cantante:
Sting

Un libro:
No digas que fue un sueño de Terenci Moix

Una película favorita:
Edad del hielo

A qué le temes:
a las tarántulas

Te autodefines:
como una mujer alegre

Un olor: a lavanda

Un color: azul

Una bebida: vino tinto

Un mal hábito: la comida rápida o chatarra

Un día de la semana: “El sábado, porque puedo descansar”

A quien admiras: A mi padre, porque es una persona íntegra que siempre está ahí de manera incondicional cuando lo necesitas.

Una ciudad : Florencia, Italia.

Un músico: Louis Armstrong

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