Rockash versus mutilación de parques

Rockash versus mutilación de parques

POR ALEJANDRO HERRERA CATALINO
A partir de ahora nos preocupa que después de la tempestad haya retornado la calma de la opinión pública nacional sobre los casos rockash y aprobación ley de áreas protegidas, dado el hecho de que representan logros importantes de las pasadas administración de la Secretaría de Estado de Medio Ambiente encabezada por el doctor Frank Moya Pons.

Y la razón para hacer esta observación es porque cuando brotó la efervescencia de amplio sectores de la sociedad para rechazar esas decisiones las mismas fueron cómodamente vulneradas tanto por el ineludible sesgo político del contexto electoral del momento como por el despotismo de esas autoridades. Debido a esto, en medio de la tempestad mucho optamos por no invertir muchos esfuerzos analizando esas dos decisiones, porque las respuestas eran obvias, no explicaciones, no justificaciones, no argumentos porque pura y simplemente se tildaba de campaña política de los opositores de la reelección del gobierno; y las pocas respuestas eran mediante el silencio o mediante el desdén.

El hecho es que ahora es más preciso analizar ambas decisiones haciendo una diferenciación en torno a que mientras la mutilación de las áreas protegidas ha sido legitimado, bien o mal, por el Congreso Nacional y desafortunadamente ratificado por el anterior gobierno, el caso de la importación de Rockash no fue ni siquiera aprobado por esa instancia, más bien fue sancionada negativamente con una resolución que instruye la salida del país hacia el país de origen de todo el Rockash que ilegalmente ingresó al país.

Desde ese punto de vista son dos conflictos diferentes heredados por las nuevas autoridades que preside el doctor Leonel Fernández y que lamentablemente se trata de un intangible que recae sobre la imagen del país.  Por ejemplo, con la aprobación de la Ley de Areas protegidas, los extranjeros tienen la percepción de que los dominicanos y dominicanas han preferido utilizar más espacio para la hoteleria de sol y playa que para desarrollar un turismo alternativo; y que también hemos estado mas abiertos y abiertas que ingrese ilegalmente al país desechos que muchos otros países no admiten.

En torno a esta perniciosa percepción que hemos proyectado hacia el exterior, las nuevas autoridades tienen la oportunidad de enviar otra señal y es que los dominicanos y dominicanas estamos buscando reestablecer la confianza de los inversionistas y de la comunidad internacional sobre nuestro futuro económico y el progreso, y también tenemos el interés en reestablecer nuestra imagen en el sentido de que somos una nación comprometida con el desarrollo turístico pero no a costa de la destrucción de nuestros patrimonios, y de que nuestro territorio no seguiría siendo un sumidero de desechos.  Es preciso que se envíe esta señal.

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