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La posición de receptor es la más exigente dentro del terreno de juego. Por esa razón, son pocos los jugadores que han brillado en ambas facetas: bateo y defensa.
Se podría asegurar, sin dudas, que Mike Piazza es el catcher más temido con el bate en la historia del juego, pero con el guante fue sencillamente un carnicero.
Por no poseer las herramientas defensivas, Piazza es excluido en el ranking de los mejores cinco mascaras de todos los tiempos.
El boricua Iván Rodríguez comanda la tropa de los mejores peloteros que se colocan detrás del plato, seguido por Johnny Bench, Gary Carter, Yogi Berra y Carlton Fisk, hombres que lideraron varios departamentos en su pasar por las Grandes Ligas.
Estos fueron grandes receptores que mezclaron habilidad con el madero, además de robustas destrezas en la posición número dos.
Rodríguez, de 39 años, aún continúa en acción con los Nacionales de Washington e intenta convertirse en el primer receptor que llega a los 3,000 hits.
El nativo de Manatí, Puerto Rico, acumula 2,842 hits durante 21 temporadas en las mayores. También, promedió en 10 ocasiones sobre .300 y se alzó con 13 premios al Guante de Oro, monarca en su posición.
Rodríguez es de los receptores que mejor bloquea el pentágono, además de tener uno de los brazos más potentes y certeros.
Desde su debut en 1991 con Texas, I-Rod puso sus herramientas a prueba y llegó cuarto tras el premio de Novato del Año, el cual consiguió Chuck Knoblauch.
Fue tan impresionante con su defensa Rodríguez, que al año siguiente se ganó su primer Guante de Oro, premio que otorga la marca Rawlings desde 1957.
Detrás de Rodríguez se ubica Bench, un jugador que se mantuvo toda su carrera con la Gran Maquinaria Roja.
Bench amontonó 10 Guantes de Oro seguidos, además de ser un verdadero garrote con el madero.
El oriundo de Oklahoma encabezó en cinco oportunidades, dos de los tres renglones ofensivos más importantes de la gran carpa.
Bench lideró tres veces el departamento de carreras empujadas, con 148, 128 y 129; mientras que se alzó con el cetro de cuadrangulares en 1970 y 1972, con 45 y 40.
Eso pone a prueba de que Bench brilló durante su trajín por las Grandes Ligas. Además, consiguió el premio de Novato del Año en 1968 y dos galardones de Jugador Más Valioso del viejo circuito.
La lista la sigue Carter, un peligro bateador y un receptor que dejaba muy poco a la imaginación. En 2,056 partidos como catcher, tuvo un porcentaje de .991.
Carter obtuvo tres Guantes de Oro y rebasó las 100 carreras impulsadas en cuatro oportunidades. También, en nueve campañas disparó más de 20 jonrones.
Jugó durante 19 campañas para Expos de Montreal, Mets de Nueva York, Gigantes de San Francisco y Dodgers de Los Ángeles.
Otro que debe ser incluido, aunque no consiguió Guantes de Oro, es Lawrence Peter Berra. Su porcentaje de fildeo deja muy claro que fue exitoso de manera defensiva. Berra fue mucho mejor con el bate que con el guante, pero no era segundo de nadie detrás del plato.
Berra terminó su carrera con un promedio de fildeo de .989. Además, permaneció por 19 estaciones con los Yanquis de Nueva York.
Bateó más de 20 bambinazos en 11 campañas, además de superar cinco veces las 100 impulsadas.
Berra mantenía la bola en juego y nunca se ponchó más de 40 oportunidades en una temporada. Tampoco conseguía una gran cantidad de boletos, pero promedió 54 por año.
El ranking lo completa Fisk, el segundo jugador con más partidos recibidos tras la goma.
Fisk era un maestro en su posición aunque sólo se alzó con el Guante de Oro en 1972. Concluyó su carrera con un promedio de bateo de .269, pero eso no describe la clase de jugador que fue durante 24 temporadas en las mayores. Obtuvo también en 1972 el premio de Novato del Año, enseñando desde su debut que se convertiría luego en un miembro del exclusivo Salón de la Fama. Bateó dos veces sobre .300, además de conseguir un liderato en triples. Tuvo ocho años de al menos 20 jonrones y dos veces superó las 100 vueltas impulsadas. ¡Ahora escojan los cinco suyos!
