Roger Concepción, los encantos del paisaje
y una causa noble

Roger Concepción, los encantos del paisaje <BR>y una causa noble

MARIANNE DE TOLENTINO
Roger Concepción Castillo expone en Santo Domingo periódicamente, en el Museo de las Casas Reales: cuando se espacia su presencia, algo muy especial falta en los eventos artísticos pre navideños. El pintor reside y trabaja en Francia, en esa Bretaña profunda que todavía es provincia de tradiciones vivas, aire puro y encantos campestres.

Recordamos que Paul Gauguin, nacido en París e intérprete magnífico de la Bretaña, se marchó hacia horizontes sureños, lejanos y tropicales, ¡y con qué amor e ímpetu plasmó a Tahití en el lienzo! Camille Pissarro, nacido en las Islas Vírgenes, viajó y vivió en París, cuyas calles ha interpretado como nadie. Así mismo sucede hoy con Roger Concepción, artista dominicano, oriundo de San José de Ocoa, que buscó  sosiego e inspiración en las tierras bretonas, vueltas en su pintura emoción y poesía visual.

Impresionismo y naturaleza

Acabamos de evocar una vez más a los impresionistas, espontáneamente, al hablar de Roger Concepción…  Puede parecer extraño que, en este tercer milenio incipiente, en el hervor de la contemporaneidad, elogiemos a un artista joven, situado en corrientes decimonónicas. Ciertamente lo está, pero, a diferencia de tantos adeptos adormecidos, él domina magníficamente esas primeras corrientes de la pintura moderna, impresionismo, realismo, romanticismo aun. Luego les da un toque personal de miniatura, con refinamiento y brillantez. Aquí, descriptivo rima con afectivo.

Su visión pictórica del mundo es el paisaje, y Roger Concepción lo propone de manera extraordinariamente vivaz, tratado como un retrato. Creemos que él presenta ahora una de sus mejores exposiciones, sino la mejor entre las que hemos visto en Santo Domingo. Ligereza de la atmósfera, límpidez.de la luz, esmero de la composición suma esta invitación a disfrutar de la naturaleza, en óleo sobre tela.

En la selección de obras que habíamos tenido la oportunidad de conocer, hace algunas semanas, la secuencia se iniciaba con el “Jardín andaluz”, sutil como una acuarela, que emana paz y armonía, pero, sobre todo, la pieza de agua, sembrada de ninfeas, introduce a una de las cualidades mayores de la muestra, el arte de los reflejos. Los encontraremos, con igual placer, en otros cuadros, admirando aquel espejo palpitante, recorrido por leves movimientos, ofreciendo de la realidad una segunda imagen, intensa e inasible, de luminosidad irradiante

La luz, siempre la luz –¿cómo dejar de mencionarla?- acaricia la casa aldeana del “Jardín de Amalia”, su muro asoleado, su ventana cortinada, sus macetas iridiscentes. No será una digresión mencionar que.Roger Concepción, arquitecto de alta formación, maneja, llevados a la pintura, líneas, volúmenes y estructuras, profesionalmente, aunque obviamente sin el lado técnico y frío del diseño. Pensamos que él hubiera sido un paisajista estupendo, creador de parques a la francesa o inglesa.

“Helechos” –infinitos matices verdeantes-, “Inflorescencia” –impresión virginal de la naturaleza-, “Momentum” y  “Silencio” –los más místicos- destacan un lirismo centelleante o irradiante.  Roger Concepción, fascinado por tonos y matices de la luminosidad, exalta la claridad, esparce las manchas de luz, teje una red de sombra. Decía Paul Cézanne: “La luz devora a la forma, se come el color”. Nada más cierto, sobre todo en el clímax del cénit… Pero en estas obras no sucede: luz, forma, color confluyen, se preservan, cuando no se intensifican mutuamente. Los rayos del sol atraviesan los verdes oscuros del bosque, instrumentando graduaciones y contrastes cromáticos.

CAMBIO DE DISTANCIA Y FIGURAS

De repente encontramos una vista paisajística de perspectiva aérea, que nos hace pensar en las hermosas fotografías de Yann Arthus Bertrand y la tierra vista del cielo. La geometría sensible organiza los espacios en “Patchwork” y sus campos cuadriculados, donde los planos –otro elemento nunca olvidado- se suceden y expresan la lejanía. El tratamiento estructural, la alternación de paralelas y perpendiculares subyacentes, la definición de la distancia también sobresalen en varios cuadros, así en las orillas ribereñas de “Vacaciones”, en el sendero de “Paseo en el bosque”, o en el “Pastoreo” con su rebaño que cierra el camino.

Ese último cuadro nos refiere a un fenómeno singular. Roger Concepción pinta la naturaleza, los árboles, las flores, la topografía circundante. Sin embargo, en algunas obras, él coloca a figuras humanas y animales. Pueden ser meros signos –“El Pescador”, “Las Vacaciones” y sobre todo “Paseo en la tarde”-pero pronto nuestros ojos advierten su presencia. Y en “Los Curiosos” o “Hiparión” simpáticos equinos se convierten en protagonistas y sujetos de atracción visual.

EXPERIENCIA Y OFICIO

En la exposición descubrimos algunas obras más. Nos agradó sobremanera una pequeña tela, titulada “Paciencia”. Agua, reflejo, remolino, dispositivo de pesca, rebosantes de vida sutil, pero sobre todo ese famoso “verde sinfónico” –como lo calificamos-, que orquesta todos los matices, acordes y ritmos campestres. Roger Concepción agregó unas cuantas composiciones florales pero…, nos quedamos con los paisajes, que son realmente el género que le inspira.

 El artista mantiene una técnica escrupulosa, digna de los más exigentes naturalistas, y la va perfeccionando año tras año. El instinto del gesto y la libertad de la imaginación no dictaminan su interpretación; aquí la riqueza de la paleta, el rigor de la pincelada y la factura descriptiva transmiten definitivamente una impronta emocional. No se trata de privilegio, sino de experiencia y oficio, el “métier” como lo llaman en Francia: permite a un joven pintor dominicano de hoy, Roger Concepción, trascender los estilos y entregarnos la calidad eterna del paisaje, francés y universal gracias a la magia del óleo sobre tela.

No está demás señalar que el Museo de las Casas Reales, con sus muros históricos y colecciones de índole secular, con su espacioso salón de exposiciones, es el marco propio a esta categoría pictórica. Obra de arte, los paisajes de Roger Concepción, y obra de bien, la Findación St. Jude, se unen en este evento que congregó, la noche de su apertura, una asistencia casi multitudinaria.

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