NUEVA YORK (AP) _ Quizás no lució invencible como en los años previos, sobre todo cuando encaró a rivales con apellidos latinos. Hubo ciertos días en que eso de que era un tenista fuera de esta galaxia era una hiperbole injustificada.

   Pero los números no mienten: Roger Federer sigue ejerciendo una autoridad casi imperial en su deporte.

   Y de eso lo pudo atestiguar una leyenda como Pete Sampras, cuando ambos se midieron en una serie de exhibiciones «generacionales» al final de la temporada.

   «En mi mejor momento, yo me sentía invencible. En la época de Roger, él es imbatible», dijo Sampras cuando le pidieron una comparación con el suizo. «Es realmente difícil colocar a uno por encima de otro. Habiendo dicho eso, creo que Roger está dominando más de lo que yo lo hice. Creo que va a superar los 14 (Grand Slam) y ganar 16, 17, 18 majors … Va a romper todos los récords», afirmó.

   Federer ganó otro trío de Grand Slams este año (Australia, Wimbledon y Estados Unidos) para llegar a los 12 en su carrera y a escasos dos de la marca que el «Pistol Pete» de momento ostenta.

   También se alzó con la Copa Masters de Shanghai y rebasó las 200 semanas al frente de la clasificación principal de entradas de la ATP, donde se encumbró el 2 de febrero de 2004.

   Desde entonces, ha sumado 41 títulos en 65 torneos disputados, de los cuales 10 corresponden a los Slams.

   La única asignatura pendiente sigue siendo el indomable Abierto de Francia, en el que Rafael Nadal le ha truncado en los últimos dos años la posibilidad de completar el Grand Slam en una misma temporada.

   Para Nadal, en cierta medida, aguarle la fiesta en la arcilla de París es cobrarse el que la existencia de Federer es lo que le ha impedido al español ser número uno.

   La Federer-Nadal es una rivalidad que cada vez se pone más sabrosa y este año alcanzó su apogeo con la final de Wimbledon, el mejor partido de la temporada.

   Nadal ganó 6-2 el cuarto set y arrancó pisando fuerte el quinto set, pero Federer respondió con un tenis sublime –levantando cuatro bolas de quiebre en sus dos primeros games con saque en el parcial definitivo– para emular el récord de cinco títulos seguidos en la «Catedral».

   Tras su ascenso a la cima, Federer ha perdido 24 veces. Nadal (ocho), David Nalbandian (tres) y Guillermo Cañas (dos) son los únicos que pueden presumir que le han ganado más de una vez.

   En el escenario de torneos de la Serie Masters, los argentinos Nalbandian (Madrid y París) y Cañas (Indian Wells y Miami) lo doblegaron en un par de ocasiones. También tuvo esa satisfacción el chileno Fernando González, al ganarle al arrancar la Copa Masters de noviembre, luego que en enero fue barrido en la final de Australia.

   Un rival del cual debe tomar apunte es el serbio Novak Djokovic, a quien derrotó en la final de Estados Unidos. Djokovic, quien causó furor con sus imitaciones de sus compañeros de tour, sintió el rigor de una primera final de un grande y falló en momentos claves de un partido que pudo inclinarse a su favor.

   Pero la temporada se vio marcada en su segunda mitad por la creciente preocupación de que las mafias ha metido sus tentáculos a través de las apuestas.

   En el ojo de la tormenta quedó el ruso Nikolay Davydenko, quizás el número cuatro del ranking más anónimo que se conozca en la historia. Un partido suyo ante el argentino Martín Vasallo Argello, en un torneo de tercera línea en Polonia, levantó muchas suspicacias cuando el ruso abandonó en el tercer set por una lesión.

   Vasallo Argello es un jugador que a duras penas se sostiene entre los 100 primeros, así que fue llamativo que fuese el inmenso receptor de las apuestas a ganador de un partido que arrancó perdiendo.

   ¨Será que alguien sabía que Davydenko estaba lesionado? ¨El abandono fue a propósito? Esas interrogantes aún no han sido despejadas por la investigación iniciada por la ATP.