Valle Nuevo es, conforme explica su toponimia, un valle de la Cordillera Central, a una altitud entre 2,200 y 2,800 metros s/n/m, con una extensión de 910 kilómetros cuadrados igual a 630 mil tareas, donde eclosionan manantiales claves y vitales para República Dominicana, que todos los gobernantes han permitido asentamientos humanos, proyectos agrícolas y ganaderos, que peligran la salud de más de cuatro millones de dominicanos.
Presencia humana y desarrollo agrícola y ganadero conlleva contaminación de detritus humanos y químicos que drenan hasta los afluentes y amenazan la salud humena.
En Valle Nuevo nacen los manantiales Los Patos, Los Gatos, Calderón, Caño La Cigua, Malo, Sabana de la Cuneta, Cabeza de la Zanja y Los Mogoticos, algunos de un total de 769 fuentes vírgenes acuíferas o manantiales que originan a su vez, los ríos Nizao y Yaque del Sur, que nutren las presas de Jigüey-Aguacate, Hatillo, Río Blanco, Sabana Yegua y Valdesia, que suministra agua a Baní, SJM, Barahona y la capital.
El rol clave de Valle Nuevo se refleja prístino en el párrafo anterior, y revela la importancia protagónica de Valle Nuevo y la urgencia aplazada hasta ahora, de preservarlo en su aspecto forestal y de contaminación.
Es ahora, ¡al fin!, que el presidente Danilo Medina entiende que aunque reforestar y preservar sistemas claves para la vida de diez millones de sus paisanos no suman votos, traduce una importancia crucial para el rescate de Valle Nuevo.
En ese universo conceptual forestal y de preservación de Valle Nuevo, el presidente Medina instruyó al ministro de Medio Ambiente, Francisco Domínguez Brito, desalojar a 14 mil intrusos, incluyendo 12 mil haitianos indocumentados residentes en Valle Nuevo, que degradan su ecosistema, concediéndoles un plazo que vence el primero de enero próximo, sin plazos.