Todavía no ha sido valorado en su justa dimensión el papel de facilitador que ha estado jugando la Cámara Administrativa de la Junta Central Electoral en las convenciones de los partidos políticos del sistema.

Nunca antes en la historia electoral dominicana el máximo tribunal que organiza los comicios había prestado un apoyo logístico tan importante para viabilizar y transparentar los procesos convencionales.

En el pasado ocurría todo lo contrario. Reconocer ese extraordinario avance es un acto de justicia. Hemos visto cómo la Cámara Administrativa ha logrado sentar a las dos grandes fuerzas partidarias del país (PRD-PLD) para que sus primarias no coincidan.

En términos institucionales los aportes en ese sentido han sido valiosos y contribuyen a la consolidación de la democracia.

Gracias a esa novedosa intervención se han evitado litigios y enfrentamientos propios de la cultura política dominicana.

La Cámara Administrativa ha hecho responsablemente su papel en ese aspecto y el Dr. Roberto Rosario y los demás miembros merecen un reconocimiento.

La Junta Central en su conjunto también tiene el reto de fomentar métodos de trabajo que contribuyan a armonizar las relaciones intrapartidarias y no estimular a los sectores que dentro de los partidos incitan a la sublevación.