Rollizos y gorditos, ¿bueno o malo?

Rollizos y gorditos, ¿bueno o malo?

POR ANA PÉREZ B.
Muchas madres sienten orgullo de tener hijos rollizos, mofletudos y corpulentos, porque consideran que esto es señal de buena salud. Pero los expertos en nutrición infantil niegan una necesaria relación entre gordura y bienestar físico y sostienen que el exceso de peso a temprana edad predispone a la obesidad.

La obesidad es una alteración de naturaleza metabólica, caracterizada por un aumento excesivo de la grasa del cuerpo y puede atacar a cualquier edad. Un niño se considera obeso cuando su peso es superior al 20% del ideal. Sin embargo existen otras medidas más exactas como son: índice de peso/estatura, calibración de la grasa subcutánea y medidas del pliegue de la piel/peso.

CAUSAS
Aunque en muchos casos la obesidad infantil tiene una predisposición genética, se complementa con factores como son: la falta de información nutritiva adecuada para los padres; exceso en el consumo de alimentos “chatarras” y altos en calorías, falta de ejercicios y el aumento del tiempo frente a la televisión y/o a la computadora.

También contribuyen con la obesidad infantil la tendencia de los padres de tratar de compensar su ausencia física gratificando a los niños con abundancia de comida, como expresión de sus propias necesidades no satisfechas, o como manifestación deformada de cariño.

El problema de la obesidad tiene que ver hasta con la forma y el tipo de alimentación de la madre antes de concebir al niño, durante el embarazo , la lactancia y la aglactación (introducción de alimentos distintos a la leche en la dieta del niño).

REPERCUSIONES DE LA OBESIDAD EN LOS NIÑOS
La obesidad le provoca al niño inseguridad, baja su autoestima, discriminación social y escolar, fatiga fácil, probable hipertensión, hipercolesterolemia (aumento de los niveles de colesterol), hiperinsulinemia (altos niveles de insulina en la sangre), estrías, problemas respiratorios al dormir (apnea), problemas ortopédicos, entre muchos otros inconvenientes de la salud. Se ha confirmado que este trastorno puede ser causa y consecuencia de diabetes, insuficiencia cardíaca e hipotiroidismo. Lo peor del caso es que, con frecuencia, los padres no buscan solución a tiempo al problema de la obesidad infantil, pues piensan que se solucionará sin tratamiento. Pero la realidad es diferente, ya que dependiendo de la edad en que se inició el problema, la gravedad del caso se incrementará el riesgo en la edad adulta.

PARA PREVENIR LA OBESIDAD
La prevención de la obesidad en los lactantes y los niños pequeños debe considerarse un asunto de la mayor prioridad. Para estos grupos, las principales estrategias de prevención son las siguientes:

– Promover la lactancia materna, exclusivamente.

– Evitar la adición de azúcares y almidones a la leche del biberón.

– Enseñar a as madres a aceptar la capacidad de los niños para regular el aporte calórico, para que no insistan en alimentarlo hasta que hayan vaciado el biberón o el plato.

– Asegurar la ingesta de micronutrientes necesarios para promover un crecimiento lineal óptimo.

En el caso de los niños y adolescentes, para prevenir la obesidad es necesario:

 -Promover un estilo de vida activo.

 -Limitar las horas de televisión.

 -Fomentar el consumo de frutas y verduras.

 -Restringir la ingesta de alimentos ricos en energía y pobres en micronutrientes, como es el caso de los aperitivos envasados).

 -Restringir la ingesta de refrescos azucarados.

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