El Teatro Guloya celebra sus 33 años de fundado, con la puesta en escena de la obra “Romeo y Julieta” del gran dramaturgo y poeta inglés, William Shakespeare.
En este drama universal el autor expresa a la vez, el bien y el mal, el placer y el dolor, el amor y el odio, pasiones que marcan la vida del hombre, es un reflejo de la historia.
Dos familias enfrentadas, Montescos y Capuletos, se oponen a la relación de sus muy jóvenes hijos, Romeo y Julieta, que viven su amor prohibido, e imposibilitados de alcanzar la felicidad en este mundo, deciden liberarse con la muerte, vivir su amor más allá de su existencia terrenal. El amor que nunca muere predomina ante el odio, llevando posiblemente a las familias rivales a la reflexión.
A través de la historia los “Amantes de Verona” han tenido numerosas adaptaciones, desde diferentes ópticas; Claudio Rivera desde su particular enfoque de la dinámica escénica, y con respeto absoluto del texto, desarrolla la acción a un ritmo “In crescendo”, y en tono de farsa recrea la tragedia, dotando a los personajes de máscaras, que cobran vida con la particularidad de cada actor, su teatro contemporáneo es poesía en movimiento…una original puesta en escena.
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Los actores dan vida a la tragedia, Claudio Rivera, además de dirigir, se desdobla, es el autoritario e inflexible señor Capuleto, padre de la joven Julieta, -a quien pretende casar con Davis Paris, hijo del gobernador- y es además Fray Lorenzo, -mitad fraile, mitad mago- cómplice de Romeo, a quien le suministra su brebaje par su simulada muerte. Su actuación plural se desborda, impresionan sus inflexiones verbales y su gestualidad elocuente.
La actriz Viena González, con un travestismo contrario al teatro Isabelino de la época de Shakespeare, en el que las mujeres no podían actuar, se desdobla en el señor Montesco, padre del joven Romeo, y en un cambio radical, en la nodriza de doble personalidad, que ha cuidado a Julieta desde su nacimiento, la ayuda en su relación con Romeo, y luego la traiciona. Su capacidad histriónica se desborda en cada escena.
“Romeo” es interpretado por el joven Dimitri Rivera, quien posee esa chispa que seduce al espectador con su expresión facial y corporal y voz modulada con matices de humor y drama. “Julieta” nos descubre a una joven actriz que nos impresiona, Camila Hernández, refleja la candidez de “Julieta”, y la plasticidad de sus movimientos se convierten en un ritual de danza.
La escenografía atemporal ideada por Viena González es el espacio idóneo, con pocos elementos, cadenas colocadas en diferentes posiciones, son un símbolo de unión, comunicación y desgracia. Las columnas giratorias con velas encendidas, es un elemento metafórico, es la vida, el mundo, en su constante girar.
El vestuario, y los antifaces, creaciones de Vera Bertuzzi y las máscaras elaboradas por Miguel Ramírez y Jochi Domínguez, sitúan la obra en su momento, siglo XIII; la música, banda sonora, escogida por Claudio Rivera, traspasa el tiempo con ritmos que por instantes nos conectan con nuestro entorno. El diseño de luces de Ernesto López va más allá de iluminar el escenario y a los actores, es capaz de recrear la atmósfera adecuada.
Las constantes entradas y salidas de los personajes, en un rompimiento continuo de la cuarta pared, mantienen la obra en un accionar continuo. Las diferentes escenas, cargadas de emoción, culmina con la clásica escena final, conmovedora.
Romeo roto de dolor al ver a su amada en su lecho de muerte, sin saber que está sumida en un profundo sueño, decide apurar el veneno y unirse a ella, pero Julieta despierta y al ver a su amado, se clava una espada y termina con su vida, se une a Romeo, en su amor eterno.
Dimitri y Camila, logran un momento estelar. Pero los amantes despertarán con los encendidos aplausos del público que emocionado, se levanta de sus asientos y acompaña sus aplausos con delirantes “Bravos”.
Felicitaciones al Teatro Guloya en su 33 aniversario, que no pudo ser mejor celebrado que con esta magnífica puesta en escena. Pocas veces como en esta oportunidad, tenemos la posibilidad de ver una familia en escena, los Rivera-González, nuestra más sincera felicitación. Si disfruta usted del buen teatro no se pierda esta obra en el Teatro Guloya.