Carlos Peña está convencido de que no podrá haber transformación en República Dominicana en lo económico, político y social si no hay una ruptura con el actual sistema, y abogó porque lo peor del Gobierno y del empresariado dejen de conducir al Estado.
“Estamos planteando romper de manera radical con el actual sistema de cosas”, afirma con determinación este evangélico aspirante a la Presidencia de la República.
Peña asegura que ha podido verificar que la gente siente la necesidad de que haya un cambio radical, por lo que su propuesta política está inscrita en el sentimiento de una ruptura sistémica.

En esa línea plantea medidas como la eliminación de las Administradoras de Riesgo de Salud y las Administradoras de Fondo de Pensiones.
Reconoce que con esto enfrentaría un poderoso sector del sistema financiero, el país se ahorrará 2,000 millones de dólares con los cuales crearía un circuito de 5,000 unidades atención primaria y se pensionaría a muchos envejecientes que tienen que trabajar hasta con hasta 80 años.
«Eso no es un estado social, democrático y derecho que ordena la Constitución y debe garantizar que ese envejeciente tenga una pensión que en el peor de los casos le cubra la canasta básica», expresó.
En lo que respecta al desempleo, propone reasignar las exenciones fiscales, que hoy equivalen al 6% del PIB, en función a la creación de nuevos empleos en las empresas, cuyos salarios serán descontados como impuestos sobre la renta.
Peña deplora que en 20 años el desempleo se mantenga en un 14% y se eleva al 31% en jóvenes, un segmento que más de un 60% quiere marcharse del país.
Plantea además crear 5,000 empresas de la economía social para que vendan bienes y servicios al Estado y al sector privado. Estas iniciativas contarían con un capital semilla entregado por el Estado.
Otra propuesta de Peña es la creación de un parque tecnológico en la franja fronteriza para desarrollo de aplicaciones. También el fomento de energías alternativas.
Cómo llegar a la gente. Cuestionado en cómo vender a la gente su propuesta alternativa en un escenario clientelar, Peña reconoce que en el país ha habido un monopolio mediático entre dos figuras políticas y dos partidos que tratan de capitalizar el electorado.
Sin embargo, señala que de los 7.6 millones de dominicanos aptos para votar en el 2020, cerca de 5.2 no tienen compromiso con ningún partido político ni candidado.
Cita que de esos, 2.5 millones son clase media que no dependen de ninguna ayuda el Estado para ir a votar, ni tienen una botella de gobierno ni reciben línea de ningún funcionario o legislador.
Destaca que la fuerza electoral de ese segmento es tal que pueden decidir por un candidato en primera vuelta. Por eso les llama a integrase a este proceso porque si no «sería víctima y cómplice por omisión»
Otros segmentos que Peña busca convencer está en los 800,000 jóvenes que serán primeros votantes, los 600,000 estudiantes universitarios o los 2.5 millones de evangélicos.
«Le hemos dejado el activismo político a la gente que toma decisión en función de una prebenda, de un cohecho de un determinado líder o un político le pueda hacer», afirma Peña, tras indicar que esto debe cambiar.