Ronda Doha de comercio  queda con vida artificial

Ronda Doha de comercio  queda con vida artificial

Comentario Editorial
Al final del encuentro ministerial de una semana de la Organización Mundial de Comercio en Hong Kong, la ronda Doha de negociaciones sobre comercio multilateral todavía respira, pero a duras penas. Los ministros la mantienen con respiración artificial. Aunque los negociadores tendrán que resucitar temprano en el nuevo año.

El precio para evitar un fracaso manifiesto ha sido un avance mínimo. Los ministros hicieron poco más que endosar un paquete modesto de medidas de comercio y ayuda. Las naciones ricas prometieron reducir las restricciones a las importaciones provenientes de los países menos desarrollados e incrementar la ayuda técnica. La Unión Europea, a regañadientes, acordó establecer el año 2013 como la fecha última para la eliminación gradual de los subsidios a las exportaciones. Pero apenas hubo avances en el acceso a los mercados, el corazón de cualquier negociación sobre acuerdo multilateral.

Esto tendrá que cambiar ahora. La autoridad de promoción del comercio de la administración de Estados Unidos expira en julio de 2007. Ante esta situación, será necesario completar las negociaciones sustantivas de la ronda a finales del año próximo. Esto, a su vez, significa que el acuerdo sobre las modalidades de las negociaciones tiene que alcanzarse en abril de 2006, a lo sumo.

El número relativamente pequeño de participantes con acceso de valor a los mercados tiene que ser mucho mayor. Si a la Unión Europea se le trata como una sola entidad, no habría más de 25 de esos participantes. Estos incluyen grandes países en desarrollo, como China, India y Brasil. China, al menos hizo compromisos sustanciales cuando ingresó en la OMC. Otros tienen todavía mucho más que ofrecer. Tendrán que hacer ofertas sustanciales en los servicios y la manufactura. Pero la UE, en particular, tiene también que ofrecer acceso al mercado sumamente mejorado en la agricultura. Solo un paquete ambicioso tendría alguna esperanza de pasar la prueba política en todo el globo. 

También es deseable que se ofrezca algo creíble a los países pequeños pobre en desarrollo. El acceso al mercado libre de protecciones para los menos desarrollados es lo menos que se merecen. Es un escándalo que el Congreso de EEUU se resista a esto. Es igualmente asombroso que no pueda cesar los subsidios a los cosechadores de algodón norteamericano, a expensas de los productores pobres de África Occidental.

Por su parte, a los países en desarrollo que tienen poco que ofrecer -y aún mucho menos de lo que desean ofrecer- no se les puede permitir que hagan depender las negociaciones de un rescate. Muchos han sido presa de argumentos económicos insuficientes de organizaciones no gubernamentales. Algunos de estos falsos amigos han aparecido incluso como negociadores decididos a proteger los servicios internos de alto costo, una manufactura no competitiva internacionalmente y monopolios corruptos que empobrecen a sus propios pueblos. Corren el riesgo de hacer a la OMC tan ineficaz como la UNCTAD.

Las negociaciones implican a aquellos que son capaces y están dispuestos a ofrecer algo que valga la pena tener. El número de estos participantes no es grande. Pero ahora todos tienen que estar involucrados. Si no lo hacen, la ronda fracasará. La consecuencia probablemente sea la muerte lenta del liberalismo que el mundo ya ha alcanzado. Un resultado que solo los tontos acogerían.

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