Ropajes para la criminalidad online de estafas y lavado. Detrás de cualquier fachada de inocente apariencia pueden aparecer acciones delictivas basadas en tecnologías de la modernidad, ahora extendidas a puntos distantes de Santo Domingo preferidos por persistentes bandas que se enriquecen.
La artimañas criminales han ido viento en poca con un descarado exhibicionismo que ha facilitado la detección de nidos de malhechores internacionalizados.
Los énfasis persecutorios del Ministerio Público han sido llevados oportunamente a detectar maniobras con disponibilidad de recursos digitales y clandestinidades que aprovechan la conectividad para chantajes, robos de identidad y usurpación de funciones hasta de autoridades estadounidenses de alto rango.
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Los mecanismos de inteligencia contra mafias que crecen en el ciberespacio extienden sus investigaciones con los medios a su alcance, humanos y tecnológicos, para penetrar a los ocultamientos de negocios de doble cara que se concentran en ramas específicas del comercio y la prestación de servicios digitales.
Se resalta como blanco preferido para el despojo a extranjeros jubilados y a mujeres y hombres desprevenidos que se dejan seducir en cualquier parte del mundo, incluyendo el país, abriéndose a los zarpazos de pillos electrónicos.
El auge de la delincuencia online desafía a las autoridades a competir en innovaciones con los antisociales para poder atraparlos. Se trata de una epidemia de defraudaciones que debe combatirse con la mayor intensidad posible.