Roque Dalton:
un viejo tema visto por nuevos ojos (Conclusión)

<STRONG>Roque Dalton:</STRONG><BR>un viejo tema visto por nuevos ojos (Conclusión)

 POR PEDRO JULIO JIMÉNEZ ROJAS
El llegar una noche en México donde vivía acompañado de todos los perros vagabundos del barrio para protegerlos del frío, y el hacer charadas como éstas:  ¿porqué Arturo de Córdoba no marca sus camisas blancas con sus iniciales? Respondiendo, porque espera que Libertad Lamarque; y ¿por qué Frank Sinatra no lava la ropa? Contestando, porque lava Gardner, son en realidad actitudes que para mi definen a un individuo lleno de humor, de gracejo, lo mas alejado de un simpatizante dogmatico del marxisismo-leninismo.

Para conocer a fondo a Dalton necesariamente hay que leer su obra póstuma titulada “Pobrecito poeta que era yo” aunque el lector que incursione en ella está en la necesidad de entrar en contacto con “salvadoreñismos” extraños como por ejemplo: expendio de chilates y nuégados; una doble cruz ñuñuca; los cuilios guanacos; el ocote quemado y los zompopos achicharrados y este otro: échale como quinimil paleques a la vetarra.

El que persiste en su lectura, luego de tropezar con centenares de raros vocablos y curiosos apodos de los amigos del poeta, notará que este no utiliza el término dictadura del proletariado sino dictariado de la proletadura, señalando de paso que la literatura soviética podrá desaparecer de la faz de la Tierra sin que nadie se enferme y además, de que en el Partido lo veían mal porque bebe como un león.

Para que no le quede duda a nadie de que en Dalton la poesía tenia la primacía con respecto  a la política, en “Pobrecito poeta que era yo” leí lo siguiente:  “si he leído marxismo y estoy de acuerdo con muchos de sus postulados  y métodos, en el fondo lo he hecho obedeciendo a mis hondas necesidades dialécticas, a mi urgencia de provocarme contradicciones generadoras de poesía o de conclusiones de joven filósofo perdido en el Trópico.  Hablarme a mi de compromiso. A mi . y finalmente esto: “Lo comunistas se enojan con gente como yo que creemos en el absurdo como lo esencialmente normal en mi vida”.

Quienes conceptúan a Dalton como  comunista primero y después como el juglar que verdaderamente es, cometen el mismo error que aquellos que consideran izquierdista al poeta colombiano Porfirio Barba Jacob por el solo hecho de que en los años veinte y treinta del pasado siglo, era un contertulio de Juan Marinello, Julio Antonio Mella, Raúl Roa, Martínez Villena y demás camaradas en “La Cueva Roja”, cafetería de Empedrado y Tejadillo en La Habana Vieja.

Con quien guarda muchas similitudes el prodigioso poeta salvadoreño es con Juan Clemente Zenea, un poeta cubano reproducido en una barroca estatua al inicio del Paseo del Prado en La Habana, que al igual que Dalton murió fusilado a los 39 años de edad (1832-1871) cultivando también la poesía  patriótica a pesar de ser el mejor exponente del intimismo romántico en Cuba.  Su descripción de los atardeceres caribeños son antológicos.

Al morir asesinado por sus compañeros de izquierda en su país natal, resulta sorprendente que sean los mismos comunistas que lo utilicen como bandera de lucha en su estrategia cultural, poniendo siempre de relieve su filiación partidista y la intención política contenida en muchos de sus “Poemas Clandestinos”, “El turno del ofendido” y “La Segura Mano de Dios”.

No muestran rubor alguno los marxistas en admitir que fueron ellos mismos –los del Ejército Revolucionario del Pueblo”- quienes lo ejecutaron, sabiendo además los intelectuales que aun comulgan en el altar del marxismo-leninismo, que cuando un poeta trata de subordinar el poema a la idea política el poema no cuaja poéticamente, como se evidencia con claridad en algunos de sus “Poemas Clandestinos”.  Deben convencerse de que la opción política de un poeta por si sola no es garantía de la calidad de su obra, ya que la actitud poética es lo fundamental.

Tengo la plena certeza de que la consagración definitiva de Dalton en las futuras generaciones obedecerá a la indiscutible calidad de su poesía y no a su heroico e inútil esfuerzo en las filas de la Revolución, así como la total seguridad de que en el porvenir será la figura mas universal de las letras del pequeño país centroamericano al que graciosamente denominó dulce pezón de América.

Al concluir debo señalar, que aunque los trabajos publicados sobre Roque Dalton en vez de detenerse en considerar las cualidades artísticas de su poesía potencian en su mayoría el aspecto político de su vida, pronto aparecerán los que reivindiquen la belleza de su versificación, no estando equivocado Roberto Fernández Retamar al indicar, que un día se hablará de él como hoy se habla de Pablo Neruda.  Este último fue también mejor poeta que revolucionario y por ello tiene la aceptación de todos.
pjotajimenez@yahoo.es

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