El doctor Roque Espaillat es una figura nueva en el ámbito político dominicano cuyo perfil público me permite compararlo con Bukele, presidente salvadoreño, con un agresivo discurso contra la corrupción y desórdenes de gobernantes pasados y presentes, incapaces de imponer la ley a toda la ciudadanía por encima de las características sociales, económicas o políticas de los violadores. Don Roque además predica que metería presos a todos los corruptos, actuales y anteriores, que ordenaría el fusilamiento de fulano y mengano por vagabundos, que disminuiría la gran cantidad de provincias, municipios y reduciría a una sola las cámaras de diputados y senadores, olvidando que le faltaría el respaldo de unas fuerzas armadas obedientes, disciplinadas y sin corruptos, juntamente con una policía nacional totalmente renovada que estaría de acuerdo con su operación “limpieza”.
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Paradójicamente, la realidad que denuncia don Roque contradice su fantasía de transformar este país y lamentablemente la distancia más corta serían las elecciones de mayo y él no tiene estructuras ni recursos para derrotar a ninguno de los principales candidatos que se presentarán.