La cantautora española Rosana se ganó todos los aplausos que con buenas ganas y de manera muy entusiasta le dieron sus fans al término de cada canción.
Hacía una década que la intérprete nativa de Islas Canarias no venía a República Dominicana, en donde tiene una gran cantidad de público adulto y adulto-joven que conoce de principio a fin sus temas, en los que enaltece el amor, al ser amado y a lo positivo.
La carismática artista ofreció el miércoles en Hard Rock Café un concierto muy íntimo, solo a guitarra y voz, tal cual si estuviera en la comodidad de la sala de su hogar. Este formó parte de su gira “8 lunas”, nombre homónimo de su séptimo disco de estudio.
Y ya que se trataba de un concierto “como en casa”, allí no faltó un cómodo sofá, una mesa en la que había varios velones aromáticos de color rojo, un portarretratos, una lámpara, un reposapiés y un perchero.
Este concierto reveló a una cantante madura, que a pesar del tiempo mantiene intacta su voz, que supo hacer reír a la audiencia al contar algunas anécdotas de sus canciones, una persona divertida, entretenida y ¡hasta cómica si se quiere!
Pasaban unos 15 minutos de las diez de la noche cuando la cantante entró al escenario vestida de manera juvenil y cómoda: pantalones verdes, tenis negros adornados con tachuelas multicolores, chaleco y poloshirt negro. En medio de los aplausos, entró dispuesta a adueñarse del escenario, sonrió y tras una reverencia encendió la lámpara, tomó su guitarra y ocupó el sofá. Antes de iniciar el concierto, chequeó un aparato electrónico (posiblemente un ipad o un teléfono móvil) y se lo pasó a su joven asistente.
“Es un gustazo estar aquí después de tanto tiempo. Todo comenzó hace 19 años con esta canción”, dijo la artista para dar paso a “El talismán”, su primer gran éxito, incluido en su primera producción “Lunas rotas” (1996).
“¡Fantástico ese coro!”, dijo la intérprete a los fans mientras alzaba el dedo pulgar en señal de aprobación.
A este éxito siguieron “Contigo”, “Agua bendita” y “Te debo este sueño”, selecciones que el público también interpretó con deleite y emoción.
“Hay algo que siempre hago cuando canto esta canción. Mientras los músicos tocan, yo bajo. Ellos no están, pero hay que hacerlo”, explicó la cantante nacida el 24 de octubre de 1963. A seguidas soltó su guitarra, tomó el micrófono, bajó del escenario y caminó en medio del público mientras entonaba “Sin miedo”, una hermosa canción en la que señala: “Sin miedo las olas se acarician con el fuego, si alzamos bien las yemas de los dedos, podemos de puntillas tocar el universo. Sin miedo, las manos se nos llenan de deseos”.
“¡Un millón de gracias!”, indicó al término de la canción y luego ocupó su asiento para seguir la presentación con la selección “Aquel corazón”.
Queja cómica. El concierto transcurría. Hubo un punto en el que Rosana mostró su faceta cómica a través de una queja. Ocurrió cuando notó que el portarretratos estaba vacío. “Eso no se hace, no es serio”, dijo tras mostrarlo a la audiencia. “¿Puedo hacerles una foto para ponerla en el concierto del día siguiente?”, preguntó a sus fans, quienes, entusiasmados, respondieron con un rotundo: “¡Síiii!”.
En otra parte del concierto nuevamente mostró su lado gracioso cuando habló de los tipos de públicos según cuánto se saben de las canciones.
Más canciones. Tomada la foto, la cantante siguió adueñándose de sus fans con temas como “Lunas rotas”, “Yo no te dejo marchar”. “Si tú no estás aquí”, una canción de la que dijo que en varias ocasiones le cambió el título hasta que dio con él, luego interpretó “Magia” (tema muy solicitado) y “A fuego lento”, con el que se despidió, pero previamente le había dicho al público que pidieran “¡otra, otra!” para ella entrar rapidito. Al regresar, entregó “Llegaremos a tiempo”, “No le pidas a Dios” y “Que te vaya bonito”, con la culminó una noche maravillosa.