El excónsul de Haití en la República Dominicana, Edwin Paraison, y la politóloga Rosario Espinal consideran positiva toda oportunidad de diálogo entre República Dominicana y la vecina nación, sobre todo, para abordar tres desafíos cruciales: la migración, la seguridad transfronteriza y el comercio.
El pasado lunes, el Consejo Presidencial de Transición (CPT) de Haití llamó a reanudar el diálogo con República Dominicana, interrumpido en septiembre de 2023 a raíz de la tensión surgida por la construcción, del lado haitiano, de un canal en el río fronterizo Masacre o Dajabón.
Consultada sobre el tema, Espinal sostuvo que la República Dominicana tiene que enfocarse en colaborar para que mejoren las condiciones en Haití porque será la más beneficiada. “Otros países no lo van a hacer, y el discurso de que le quieren echar a la República Dominicana el problema no conduce a nada como lo muestran cuatro años de esa retórica del presidente Luis Abinader”, precisó.
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De acuerdo a la especialista una mejoría en Haití significaría más comercio para el país y menos presión migratoria.
En tanto, Paraison considera que en la coyuntura actual, los dirigentes de ambos países deben demostrar una verdadera voluntad política para preservar la buena convivencia y reconstruir los lazos de solidaridad histórica entre ambos pueblos.
El también director ejecutivo de la fundación Zile es de opinión que la situación migratoria en la República Dominicana es un tema complejo que debe ser abordado con responsabilidad, información precisa y buen juicio.
A su entender hasta la fecha, no existen encuestas ni estudios científicos que determinen con exactitud el porcentaje de ciudadanos haitianos en la zona conocida como Hoyo de Friusa, en Punta Cana, ni el impacto real de su participación en la economía informal de esta comunidad, aunque se reconoce como significativa. Tampoco hay datos oficiales comparativos sobre los niveles de criminalidad o violencia en relación con otros barrios vecinos. Cualquier afirmación sobre estos temas sin base en investigaciones rigurosas puede alimentar percepciones erróneas y generar tensiones innecesarias.
“En los últimos años, los flujos migratorios hacia la República Dominicana han aumentado debido al agravamiento de la crisis en Haití, al igual que el número de venezolanos, que ha crecido exponencialmente pese a la distancia geográfica. Es importante recordar que los inmigrantes, en cualquier parte del mundo, no son responsables de las tragedias o factores que los obligan a buscar mejores oportunidades en otras tierras”, precisó.
Considera que en lugar de fomentar la división, “debemos canalizar nuestras inquietudes adecuadamente para abordar, junto con la comunidad internacional, las raíces del problema y no enfocarnos únicamente en los individuos”.
Desde su óptica es imprescindible esclarecer el origen de los graves incidentes en Uvero Alto, donde una mezcla de frustración e impotencia parece haber sido el detonante.
Entiende que la violencia no es lo más idóneo. Paraison recordó que hace 15 años, los dominicanos “marcharon” hacia Haití para solidarizarse con un pueblo devastado por uno de los terremotos más trágicos del mundo.
Hoy, el país vecino enfrenta la peor crisis política y de seguridad de su historia, agravada por la violencia de las pandillas, lo que ha generado cifras de desplazados comparables a las del terremoto, superando el millón de personas. La palabra clave es solidaridad”, agregó. Es oportuno recordar- añadió- que el pueblo dominicano es reconocido por su hospitalidad, un valor que lo ha convertido en líder del turismo en el Caribe. Punta Cana recibe la mayor cantidad de visitantes extranjeros, y la mano de obra haitiana ha demostrado ser indispensable para el desarrollo regional, desempeñándose en sectores clave como la agricultura, la construcción y los servicios turísticos, teniendo al Hoyo de Friusa como su hábitat. “Más allá de esta región, su esfuerzo ha sido fundamental para el crecimiento económico y social del país”, apuntó.
El exfuncionario hizo un llamado a la paz, al respeto mutuo y a la reflexión.
Además, en un marco de justicia social y con el objetivo de prevenir o reducir la violencia derivada de la pobreza y la precariedad, propuso el desarrollo de un plan habitacional a través de una alianza público-privada en beneficio de los habitantes dominicanos y haitianos del Hoyo de Friusa, estableciendo condiciones claras para los potenciales beneficiarios en términos de nacionalidad y estatus migratorio.