Rossy Pascual: tiene el don de  devolver  la alegría a quienes pierden los ojos

Rossy Pascual: tiene el don de  devolver  la alegría a quienes pierden los ojos

Recordando la inscripción “Eben-Ezer”, del Libro de Samuel, que significa: “Hasta aquí me ha traído el Señor”, Rossy Pascual recorre su laboratorio de prótesis oculares (ojos artificiales) personalizadas y detiene la mirada en las fotografías enviadas por sus pacientes en agradecimiento  por haber recuperado la apariencia normal y, sobre todo, la autoestima.

Pascual, la única ocularista (fabricante de ojos artificiales) titulada con que cuenta el país, afirma que en la vida de las personas con la fe puesta en Dios no hay casualidades: fue el mismo Rey de Reyes y Señor de Señores quien la preparó desde su niñez para ser fuente de alegría y tranquilidad para miles de dominicanos y dominicanas que han perdido uno o los dos globos oculares.

De pequeña dibujaba seres con media cara, una ceja, media nariz, un ojo. Sentía una fascinación extraordinaria por cada detalle de la anatomía del rostro humano. A los 16 años, se hizo amiga entrañable de un joven al que le faltaba un ojo y, a los 17, fue escogida por una pareja de extranjeros para enseñarla a adaptar prótesis oculares no personalizadas.

Fue al seleccionar su profesión de base, la de tecnóloga médica oftálmica, cuando tuvo completamente claro cuál era la voluntad de Dios para su vida: convertirla en la ocularista que requería el país, una que debía fundar escuela y entrenar a otras personas que pudiesen elaborar y adaptar prótesis oculares a la medida.

Egresada del hospital Doctor Elías Santana, con el aval de la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña, Pascual continuó haciendo prótesis genéricas, pero sentía que con ello no llenaba totalmente las necesidades y expectativas de sus pacientes. Dios comenzó a indicarle que debía escalar un nuevo peldaño.

Con la ayuda del neuroftalmólogo Juan Francisco Batlle y de la cirujana oculoplástica Antonina Paniagua, de la Fundación Centro Láser y el hospital Elías Santana, Pascual obtuvo lo que ningún otro profesional de la oftalmología en República Dominicana había ni ha logrado hasta el momento: ser admitida en el estrechísimo e importante círculo de ocularistas de Norteamérica.

La profesional criolla se convirtió en Toronto, Canadá, en la primera ocularista en toda la historia de la medicina dominicana, con un título rubricado por la Facultad de Ocularistas y por la Sociedad Americana de Ocularistas, el cual, en ese país y en Estados Unidos, es ostentado  apenas por unas 300 personas. Cada año, Pascual debe volver dos veces a Canadá para actualizar los conocimientos adquiridos.  Hasta antes de ella, en 2001, todas las prótesis oculares que eran implantadas en República Dominicana eran genéricas, no hechas a la medida, y procedían de países como la India y Estados Unidos. Dichas prótesis causan deformaciones en la cavidad anoftálmica y en las estructuras anexas al globo ocular, como los párpados.  “Una prótesis no personalizada no puede ser conectada con el implante que coloca el cirujano oculoplástico, lo que provoca un espacio lleno de secreciones que dañan el tejido conjuntival con infecciones recurrentes. Esto deforma los párpados y los tejidos adyacentes.

Zoom

Está al  frente de Plástica Ocular

Una división de la Fundación Centro Láser, Pascual prepara cada año alrededor de 200 prótesis a la medida para personas de diferentes  edades que han perdido uno o ambos globos oculares, principalmente a causa de enfermedades, accidentes, violencia de género y balas perdidas. “Ayudo a niños y niñas con retinoblastoma, un tumor maligno del globo ocular; con glaucoma congénito y traumatismos diversos”, dice Rossy Pascual.

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