En la crónica de 13 párrafos que redacté el viernes para la edición del sábado, en el diario HOY, del juego decisivo entre Mauricio Báez y San Lázaro, en la semifinal del basket DN, señalé en el número 10 que dos jugadas ofensivas del refuerzo de San Lázaro, J. Akindele, no fueron llamadas por los árbitros. Ellos son humanos y se equivocan. Pero, no escribí que esos jueces “mataron a los lazareños”.
Solo tengo una sola forma de escribir y es diciendo la verdad de las actividades que cubro. No dije- y revisen la crónica- que esas dos faltas decidieron el juego, sino que afectaron el estado anímico de los lazareños cuando restaban algo más de cinco minutos para acabar el juego. Mauricio Báez estaba delante por cinco puntos (81-76), y debían ganar por nueve o más. El video de TV del juego de MB y SL, es mi mejor prueba. Entré a colaborar en el Suplemento Deportivo de El Nacional en 1985, que dirigía el maestro Roosevelt Comarazamy y me decía: “Escribe la verdad, siempre”.