RR PP y planeación
Pierden dinero, tiempo, energía, reputación y credibilidad los directivos, ejecutivos y gerentes de empresas, instituciones y marcas que se empeñan en pensar y creer que hoy es posible obtener resultados cuantitativos y cualitativos sostenibles, implementando estrategias y acciones tácticas improvisadas y correctivas de relaciones públicas. Los tiempos, lugares y circunstancias en los que las relaciones públicas actuaban como recurso mediático para ocultar resultados de malas prácticas gerenciales, fabricar percepciones adversas a la realidad, manipular la opinión pública, así como para crear y posicionar un determinado perfil de imagen pública incoherente entre el ser y el parecer, ya no existen.

El interés ciudadano por la actuación ética y transparente de las organizaciones, la relativa democratización de los tradicionales y nuevos medios de comunicación, la consolidación de la generación ‘millennials’, la cual no recuerda cómo era el mundo sin Internet, entre otras realidades, están facilitando que en la actualidad sea un poco más difícil para los que lideran las organizaciones traficar con la verdad y actuar al margen de principios éticos. En definitiva, la gestión improvisada, apaga fuego, pedidora de espacios en los medios de comunicación y constructora de mentiras de las relaciones públicas de ayer, hoy no puede ser empleada como cortina de humo para tapar la verdad con mentiras.
Hoy es casi imposible que las empresas, instituciones y marcas puedan lograr resultados trascendentales y sostenibles al margen de la planificación estratégica. El entorno competitivo actual no tolera la improvisación y la torpeza. Las organizaciones del presente siglo se han convertido en tableros de ajedrez, en los que solo jugadores experimentados tienen la posibilidad de proporcionar jaque mate a las debilidades y amenazas que se presentan.