Rubén, uno de tantos

Rubén, uno de tantos

Recuerdo cuando mi tío Wilfredo me llevaba, el día de mi cumpleaños número 9, hacia la tienda de discos ALa Fama@, ubicada en la avenida Padre Castellanos, cerca de la casa, iba a comprarme el regalo que me había prometido semanas atrás.

Quería complacerme y al mismo tiempo darse Aun gustito@, comprando el LP ACanciones del solar de los aburridos@ de Rubén Blades y Willie Colón. Pero el dinero no le alcanzaba, por lo que me convenció para que aceptara como obsequio aquel álbum, así mataba dos pájaro de un mismo tiro. Tanto me hizo creer que el disco era mío, que nos sentábamos juntos a escuchar las cosas que escribió Rubén para ese. Hoy digo, que bueno que mi tío me engañó, porque a partir de ese momento puse oídos y alma en la poesía urbana de este cantautor panameño, la cual abandera la justicia social con intensa pasión, abordando temas como el aborto, la política de América Latina, la condición del pobre, y el racismo, en especial el que él mismo vivía en los Estados Unidos. En ACanciones del solar de los aburridos@ aparece Tiburón, donde se le da un acre repudio a las intenciones invasoras de los Yanquis: ATiburón que buscas en la orilla, Tiburón / que buscas en la arena. / Tiburón que buscas en la orilla, Tiburón / lo tuyo es para afuera…

Aquel sentimiento que veta a los Estados Unidos lo ha plasmado en muchas composiciones. Ahí está ABuscando América@, que titula una de sus producciones: ATe estoy buscando América y temo no encontrarte / tus huellas se han perdido entre la oscuridad. / Te estoy llamando América pero no me responde / te han desaparecido los que temen la verdad… Codeándose con los Gringos, fue capaz de reprocharle, con estos versos, que América no es un país, sino un continente, y que todo el que habita en ese continente es américano. Decirle, o mejor dicho, cantarle de esa manera era combatir el mounstro desde su estomago. Era una guerra de posiciones que este hombre decidió encausar cuando tenía 16 años. El mismo lo explica: AHasta 1964 yo había sido totalmente pro yanqui. Pero los sucesos de Enero del 1964, en los que Estados Unidos se negó a levantar la bandera de Panamá en la zona del canal y produjeron un saldo de 25 muertos me hicieron abrir los ojos y, como yo, muchos de los que habían sido absolutamente pro norteamericanos comenzaron a hacerse serias preguntas de índoles sociales y políticas@ (Rubén Blades).

Las historias de personajes de barrios (tigueres en buen dominicano) han recibido un exquisito tratamiento en las letras de Rubén. Es el caso del maleante del son ATe están buscando@; pero antes ya existía Juan Pachanga, y Pablo Pueblo. Este último no era un tiguere pero pertenecía al barrio, al igual que el trompetista que sedujo a Ligia Elena.

No se puede quedar el más famoso de sus personajes, el viejo Pedro Navaja. Este es el protagonista de la primera salsa que dio la vuelta al mundo. Rubén contó con gracia, en un concierto que ha quedado grabado, que los ejecutivos de Fania Records no querían aceptar esta pieza musical musical porque la encontraban muy larga BImagínense que esta gente hubiesen sido los editores del QuijoteB expresaba con sarcasmo el salsero.

Pedro Navaja apareció por primera vez la producción ASiembra@ en 1978 (La vida te da sorpresa, sorpresa te da la vida); luego reapareció en AEscenas@, en el tema ASorpresas@(estos novatos que creen, si este es mi barrio papá).

Este poeta ha expresado que cuando hace algo le gusta hacerlo a largo plazo. Así lo ha demostrado. Sus reflexiones sobre la vida y la sociedad están en sus versos, enarbolando la belleza, y de manera pensada, como en AAgua de luna@, un disco inspirado en los relatos cortos de AGabo@ (ojos de perro azul / mirando cínicamente a la ciudad / sonriendo críticamente a la humanidad / juzgando elípticamente la sociedad).

Crecí observando el talento de Blades, por eso cuando mi tío Wilfredo me pide disculpa por haberme impuesto aquel regalo, le doy las gracias por haberlo hecho.

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