Rumbo a la reelección

Rumbo a la reelección

VIRGILIO ÁLVAREZ BONILLA
Al entrar el mes de diciembre, cuando en un año pre-electoral ya se puede medir con el termómetro político de la experiencia, lo que se vislumbra, se nota claramente que la reelección del presidente Fernández marcha a pasos firmes y seguros como opción triunfante en el venidero torneo electoral.

 De acuerdo al desarrollo de los acontecimientos electorales actuales, la reelección presidencial no tendría mayores inconvenientes en superar el porcentaje necesario para irse en la primera vuelta electoral. No queremos señalar las ventajas que le otorgan las encuestas al presidente Fernández para justificar su posición electoral privilegiada, habida cuenta de que se ha desatado una verdadera guerra de encuestas que le restan confiabilidad a la mayoría de ellas.

El argumento que sustentamos es muy simple, la percepción. Si el candidato oficial posee una aceptación reconocida por todos de un 45 a 47% promedio en estos momentos, cuando todavía no se desata la furia de una campaña intensa, parece lógico que conseguir los puntos restantes no le será a Leonel muy difícil. Si añadimos a esto la posición de fortaleza del PLD, frente a los demás partidos y la maquinaria electoral que esto significa, y que ha estado casi inerte en el escenario político, y por otra parte se adiciona el apoyo que recibe Leonel de los partidos aliados, tenemos necesariamente que llegar a la conclusión de que Leonel Fernández ganará las próximas elecciones nacionales con una votación superior a dos millones de votos lo que representará un porcentaje muy superior al 50 más uno necesario para triunfar en primera vuelta.

La oposición presenta por supuesto otro escenario diferente, sólo que los números no salen suficientes para derrotar las aspiraciones del oficialismo en la primera ronda electoral. Veamos porqué afirmamos lo anterior: El candidato del PRD no ha crecido más allá de lo heredado de las últimas elecciones nacionales en el 2004; eso no lo decimos por decir, lo demuestran todas las estadísticas conocidas a través incluso de las propias mediciones que realizan sus expertos. En los casos muy esporádicos que estas mediciones lo han situado al frente del electorado, la cifras se mantienen dentro de lo estimado que es el techo electoral de su partido, 33 a 37%. Sumado esto, a la falta de carisma demostrada por el propio candidato para crear dentro del electorado la impresión de que realmente puede ser una opción de poder.

El caso del candidato reformista es diferente. Hay que reconocer, como ya habíamos anticipado, que Amable Aristy es un trabajador político incansable y peculiar, y eso mueve adeptos. He sostenido en las reuniones internas del grupo político al que me debo, que el candidato reformista no debe ser subestimado; por el contrario, sus esfuerzos de caminar hacía una meta importante en estas elecciones son loables, aunque sus métodos no parezcan muy ortodoxos. Hasta la fecha, Amable ha demostrado que su candidatura es estable, pese a las constantes deserciones internas que se registran en su partido y de la falta de entusiasmo que demuestra buena parte de la cúpula partidaria, lo que de algún modo daña la imagen de su agrupación e incide en sus propósitos.

¿Podrá sin embargo Amable sostener esa estabilidad en su candidatura? Para ser sincero, creemos que dentro del escenario en que se desenvuelve no le será posible. La situación electoral en los venideros meses será a nuestro juicio diferente, la misma tendrá una tendencia similar a las anteriores, donde la polarización entre los dos candidatos de mayor posibilidad imperará. Pero los esfuerzos de este pequeño gigante de la política, no se desvanecerán, perdurarán y obtendrán la justa compensación que está reservada a aquellos, que suelen enfrentar las adversidades y superarlas.

Pero la historia electoral venidera tiene desde ya un libreto escrito, como las tuvieron que las dos inmediatas anteriores. Los actores podrán haber variado, pero su principal protagonista será el mismo. La obra, compuesta e interpretada por su autor, será repetida en escenario similar, porque así lo exige la mayoría del público que la auspicia.

Un país, rescatado de su mayor marasmo, no puede darse el lujo de equivocar el camino que le conduce hacia un futuro promisorio y a una meta firme. Nuestro pueblo, sabio en sus decisiones, comprende que el equivoco electoral suele provocar atraso y retardación: es volver a la incertidumbre y al desasosiego que trae consigo la improvisación y el desconocimiento.

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