Rumor en la política

Rumor en la política

[b]Señor director:[/b]

En nuestra política vernácula, el rumor ha estado latente desde los inicios de la vida republicana. Se han utilizado diversas estrategias para opacar el brillo de las posibles figuras que podrían trillar el camino hacia el Capitolio. Una de ellas consiste, tal como lo afirmaba el ministro nazi alemán Goebbels, en «que una mentira repetida muchas veces, se termina convirtiendo en verdad»

El rumor es una de las herramientas por excelencia en la República Dominicana, que se utiliza para convencer a las masas inofensivas. En otras palabras, se emplea para manipular al pueblo llano, al que carece de la suficiente capacidad para realizar un análisis ponderado de nuestra realidad.

La historia nos demuestra en los procesos electorales más recientes, como el rumor ha sido un recurso que emplean los políticos para manejar la conciencia de los votantes. La repetición de comentarios malintencionados, dispersados en lugares donde concurren numerosas personas, influye irremediablemente en el subconsciente de quienes los escuchan, y máxime si en el lugar donde se propaga coinciden individuos con escasa o ninguna preparación.

En tal sentido, el rumor en la política es un contaminante que contribuye a sacar a la publicidad los supuestos hechos o manifestaciones negativas de su adversario político. Esta inventiva maliciosa tiene como propósito fundamental cambiar la intención de los electores y provocar la reducción del caudal de votos en las urnas de quien pudiera dirigir los destinos de nuestra nación.

En la República Dominicana, los medios de comunicación ofrecen al comunicador político la facilidad para transmitir sus jugadas malsanas. Asimismo, el rumor que se propala fuera de estos canales ejerce tanto o mayor fuerza que aquellos que se difunden en los barrios y campos de nuestro país.

Este medio de esparcir comentarios ladinos es altamente eficaz y nocivo. El conducto de transmisión es la palabra hablada, transfiriéndose de persona a persona, de boca en boca, formándose una cadena de origen espurio para detractar al adversario. Esto desnaturaliza el objetivo principal de la política, que no es otro que el de plantear propuestas positivas que coadyuven a mejorar la calidad de vida de todo el pueblo dominicano.

Esta técnica, es decir, la difusión de rumores falsos en la política con el propósito de modificar la intención de los votantes no siempre causa los resultados deseados; por el contrario, en ocasiones produce un efecto contrario.

En conclusión, el rumor malicioso, más que encausar las simpatías del elector hacia un determinado candidato, frustra la conciencia del mismo. Dicho de otro modo, lo impulsa a actuar de forma contraria a los intereses de quien trata de manipularlos.

Nuestra población ha madurado mucho no obstante su alto índice de analfabetismo. Tengo fe que los rumores malsanos no surtirán ningún efecto y que la intención del voto se dirigirá a quien formule ofertas concretas. Tengo la firme esperanza de que el futuro inmediato será promisorio para la juventud, que es el sector donde más debemos invertir para bienestar de la patria.

Atentamente,

Antonio Nolasco Benzo

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