Ruralización, para controlar pandemias

Ruralización, para controlar pandemias

GUILLERMO CARAM

Recientemente, Nayib Bukele, presentó un Plan Maestro de Rescate Agropecuario de El Salvador contentivo de tres ejes, uno de los cuales lo constituye la “ruralizacion”, entendida como desarrollo de las zonas rurales.

El Salvador, con 7 millones de habitantes en 21 mil kilómetros cuadrados tiene la densidad poblacional más alta de Latinoamérica. Concentra, al igual que nuestro país, tres cuartas partes de población en zonas urbanas generando barrios hacinados y aglomeraciones que dificultan distanciamiento recomendado para controlar coronavirus y otras pandemias.

Con menos de la mitad de nuestro territorio y bajo condiciones climatológicas similares, la agropecuaria salvadoreña representa el doble de la dominicana: 10% vs. 5%/PBI.

Aún así, el Gobierno salvadoreño plantea el rescate agropecuario vía desarrollo rural para aumentar producción, satisfaciendo necesidades y generando puestos de trabajo. Y mejorando infraestructuras comunitarias y servicios en zonas rurales.

Así se disminuye presión migratoria a aglomeraciones urbanas y facilita control de pandemias.

Además del mejoramiento de infraestructura comunitaria, tecnológica e informática, el Plan salvadoreño contempla creación de policía rural para seguridad de productores, código agrario, reingeniería de banca estatal y huertos comunitarios, caseros y escolares.

Las entidades de asistencia técnica y financiera internacionales se han volcado en apoyo a este plan.

Con El Salvador nos unen similitudes y experiencias que refuerzan factibilidad de un plan similar para Dominicana, descartando excusas de inaplicabilidad argumentando realidades diferentes. Nuestros alcaldes pedáneos ejercieron funciones de policía rural. Tuvimos un plan de acueductos rurales. El Banco Agrícola fue diseñado por un salvadoreño. Huertos escolares formaron parte de nuestra educación.

Últimamente nuestros gobiernos han concentrado recursos asignándolos desequilibradamente a asentamientos urbanos con relación a rurales; magnificando atracción migratoria, congestionando nuestros barrios (sin servicios) y sistemas de transporte.

Esa concentración fue acentuada por un partido predominante urbano (PLD) que aprovechó para montar una maquinaria clientelista felizmente en desmantelación.

Efectuaron excesivas inversiones urbanas, sin resultados,-p.e túneles, elevados, Metro y periféricos sin destaponar tránsito- así como gastos asistencialistas-tarjetas, bonos y fases- mitigantes, no superadores, de pobreza.

Cómo la presente consigna gubernamental es CAMBIO, ojalá efectúen este cambio trrascendental: CAMBIAR estructura del gasto, de urbanizador a ruralizador; fomentando agropecuaria vía mejoramiento condiciones de vida de nuestros campos mediante infraestructuras, servicios y programas como huertos comunitarios, caseros, escolares.

Así se apoyaría producción de alimentos y generaríamos empleos rurales que disminuiría emigración a centros urbanos, facilitando controles de pandemias sanitarias. También ambientales y migratorias, impidiendo p.e. que inmigrantes depredadores exploten irracionalmente nuestras tierras. Y otras relacionadas con narcotráfico.

Un CAMBIO de fácil implementación y rápidos resultados. Bastaría disponer que inversiones y subsidios urbanos sean reasignados prioritariamente hacia agropecuaria y zonas rurales.

Volviendo al campo, las pandemias se controlarían mejor.

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