Rusia acusa en el medallero de Sochi la «fuga de cerebros» en el deporte

Rusia acusa en el medallero de Sochi la «fuga de cerebros» en el deporte

SOCHI, Rusia. La «fuga de cerebros» en Rusia afecta también al deporte y en Sochi, por ejemplo, tres atletas de origen ruso se convirtieron en campeones olímpicos con sus nuevos países, sumando por ahora más triunfos que la nación anfitriona.

Anastasia Kuzmina, de Eslovaquia, Daria Domracheva, de Bielorrusia, ambas biatletas y el snowboarder suizo Juri Podladtchikov recibieron una medalla de oro tras renunciar a la nacionaludad rusa.

Una circunstancia especialmente molesta para el país anfitrión, que disputa sus Juegos de Invierno con la presión de conseguir medallas.

Tras cinco días de competición, Rusia «sólo» sumó dos preseas de oro y nueve en total y se sitúa séptima en el medallero.

La incapacidad de Rusia para retener a algunos atletas de alto nivel muestra el vacío originado tras la desaparición del todopoderoso sistema soviético tras la caída de la URSS en 1991.

La salida de grandes deportistas es similar a «la fuga de cerebros» que viene sufriendo Rusia en los últimos años, como el cofundador de Google, Serguei Brin, nacido en Moscú y afincado en Estados Unidos, o el Premio Nobel de física Andre Geim, que nació en Sochi y que vive en Holanda.

Entre los atletas, el caso más doloroso para los anfitriones es el de Kuzmina, que revalidó el oro conseguido en la prueba de esprín de biatlón en Vancouver-2010 para Eslovaquia.

Nacida como Anastasia Shipulina en la ciudad siberiana de Tiumen, cuna de grandes biatletas y esquiadores, debutó con los colores de Rusia pero, en 2008, se nacionalizó eslovaca por el poco futuro que veía en el sistema ruso.

«La leyenda que perdimos», describió el periódico ruso Sport Express. «En el triste cuento de hadas (para Rusia) a propósito de Kuzmina, hay muchos ‘hubiésemos podido’ y verbos en pasado. Ganó cuando era juvenil. Pero, fue ignorada. La vejaron. Se marchó allá donde más la necesitaban», resumía el diario.

Pero lo que más duele a las autoridades rusas es que Kuzmina todavía está muy unida a su país de origen. «La victoria en mi patria es muy importante. Después de todo soy rusa. Aunque tenga un pasaporte eslovaco estoy con los míos aquí», afirmó la deportista tras recibir el oro en Sochi.

Sus padres viven en Tiumen y viajaron a Sochi para animarla, pero también para apoyar a su hermano, Anton Shipulin, que, él sí, representa a Rusia en el biatlón.

Por si el caso de Kuzmina no fuera suficiente, la segunda carrera de biatlón en estos juegos también se la llevó una atleta que defendió en el pasado los colores de Rusia, Domracheva.

Nacida en la capital bielorrusa, Minsk, Domracheva se mudó de pequeña con sus padres, arquitectos ambos, a Niagan, ciudad de Siberia Occidental donde empezó a practicar esquí de fondo y biatlón. Cuando era juvenil compitió bajo la bandera rusa, pero ahora lo hace por Bielorrusia.

Extranjeros que ganan para Rusia. El tercer atleta en dar la espalda a Rusia, Podladtchikov, apodado «Ipod» que consiguió destronar a la estrella mundial del snowboard, el estadounidense Shaun White, en la prueba del halfpipe, nació en Podolsk, un pueblo de la región de Moscú.

Podladtchikov se hizo suizo y empezó a competir para el país helvético tras discutir con sus entrenadores en Rusia.

Terminó cuarto en el halfpipe de Vancouver-2010 y se llevó el oro en Sochi. Como Kuzmina, el ‘rider’ señaló que esta victoria era más importante por haberla conseguido en su país de nacimiento.

Pequeño consuelo para los responsables rusos que saben que los grandes deportistas abandonan el país por la incapacidad del sistema para descubrir talentos jóvenes.

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