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Los agoreros ya le llaman “interNiet» (“interNo»). Y es que la máquina de censura se está cerniendo sobre la red en Rusia con el fin de tener un mayor control sobre el rastro digital de los internautas de este país. «Últimamente, las leyes relacionadas con la regulación de internet son punitivas”, dijo Mijaíl Klimariov, director de la “Sociedad de Protección de Internet».
Rusia ocupa en la actualidad el puesto 51 (de un total de 65) en la clasificación de la libertad en internet elaborada por Freedom House. La buena noticia para Klimariov es que esas normas no podrán ser aplicadas en la práctica más que dentro de unos años, plazo de tiempo en que la situación puede cambiar, haciendo que algunas leyes queden obsoletas.
El Kremlin se ha defendido de críticas, incluidas las que alertan de intentos de aislar el país en el espacio virtual con la entrada en vigor, en noviembre, de una ley sobre el llamado “internet soberano” que abre la puerta a una eventual desconexión de la red global ante un ataque desde el extranjero. “Esa norma está dirigida a impedir que haya consecuencias negativas ante posible desconexión de la red global, que en gran medida es controlada desde el exterior”, dijo el presidente Vladímir Putin.
