Rusia: El terrorismo también
se desvanece del radar

Rusia: El terrorismo también <BR>se desvanece del radar

POR STEVEN LEE MYERS
MOSCU.- Se necesitaron dos días y medio para que el servicio de seguridad de Rusia anunciara lo que virtualmente todos los demás creyeron desde el momento en que dos aviones de pasajeros en ruta nacional se desplomaron a tierra simultáneamente la noche del martes: Rusia había sufrido otro horrible golpe asestado por terroristas.

Si la historia reciente sirve de guía, sin embargo, los rusos quizá nunca sepan cómo o quién o por qué.

Algunos de los ataques terroristas más mortíferos aquí en los últimos años siguen velados por el miasma del interminable conflicto de Rusia en Chechenia y, dicen los críticos, por el manto de secreto que ha sido característico de la presidencia de un ex coronel de la KGB, Vladimir V. Putin.

Algunos de los ataques han sido solucionados, al menos nominalmente, con el anuncio de arrestos e incluso la celebración de juicios (cerrados) en un puñado de casos. Muchos más no han sido resueltos.

El presidente de Chechenia, Akhmad Kadyrov, murió en mayo cuando una bomba estalló debajo de un estadio en la capital de la república, Grozny, en circunstancias que aún no han sido explicadas totalmente. Una mujer, quizá con un cómplice, se hizo volar en pedazos a bordo de un vagón del tren subterráneo de Moscú, matando a por lo menos 41 pasajeros. Incluso el número de muertos en ese atentado sigue siendo poco claro: las autoridades han sido acusadas de subestimar la cifra de víctimas mortales. «¿Recuerda Nord-Ost?», preguntó Vladimir A. Ryzhkov, uno de los pocos miembros liberales que quedan en el Parlamento de Rusia. Se refería al sitio de 57 horas de un teatro de Moscú por parte de al menos 41 guerrilleros chechenos fuertemente armados en octubre del 2002. Todos los guerrilleros murieron, al igual que 129 rehenes, cuando comandos asaltaron el edificio llenándolo de gas neurotóxico de un tipo que hasta este día no ha sido hecho público. Ni otros muchos detalles del sitio.

«Hasta ahora, nadie ha sido responsabilizado», dijo Ryzhkov. «¿Puede imaginar eso en Estados Unidos? ¿Cómo un grupo tan grande de terroristas bien armados se apoderó de un teatro grande en Moscú? Esto es una imagen de la Rusia de Putin».

Críticos de esa imagen han acusado al Kremlin de Putin de explotar los ataques terroristas por razones políticas, ya sea para incitar el apoyo público al conflicto en Chechenia o para otorgar mayor poder a las agencias de seguridad.

La segunda guerra en Chechenia, después de todo, empezó en 1999 tras los atentados terroristas que han destruido dos edificios de departamentos en Moscú y un tercero en Volgodonsk, en el sur de Rusia, matando a 243 personas. El sucesor de la KGB, el Servicio de Seguridad Federal, conocido aquí como FSB, cerró oficialmente su investigación sobre los bombazos el año pasado, declarando que nueve rusos y combatientes islámicos extranjeros los habían llevado a cabo, presumiblemente para promover la causa separatista de Chechenia, aunque ninguno de los nueve era checheno.

Hasta este día, sin embargo, hay quienes creen que el FSB estuvo detrás de los bombazos en un esfuerzo por crear impulso para otros guerra poco popular en Chechenia. La sospecha fue avivada por el hecho de que agentes del FSB habían sido descubiertos con explosivos en el sótano de un cuarto edificio de departamentos. (Era un ejercicio de adiestramiento, explicaron funcionarios apresuradamente.)

Dejando de lado las teorías de conspiración, Rusia ha sufrido ataques terroristas con una frecuencia y a una escala tan grave como los de cualquier otro país en el mundo, incluidos Israel y Estados Unidos.

Sólo en 2003, 11 ataques suicidas causaron la muerte de al menos 223 personas en todo el país, incluidas seis personas en diciembre en frente del Hotel Nacional en Moscú, un edificio característico a sólo unos metros de los muros del Kremlin. Como en la mayoría de los ataques terroristas, la mayor parte de las víctimas eran civiles inocentes.

Las investigaciones de Rusia sobre el terrorismo, sin embargo, contrastan en gran medida con las de otros países. Y eso dice mucho sobre la Rusia de hoy.

En Estados Unidos, las generalidades de los ataques del 11 de septiembre fueron reveladas a los pocos días o semanas por las autoridades. Y sin embargo, bajo presión de los familiares de las víctimas que demandaban un informe completo, el gobierno de George W. Bush fue obligado a designar la comisión que este verano produjo un voluminoso relato no sólo de los ataques mismos sino también del manejo que hizo el gobierno de ellos.

Algo similar está en marcha en España en respuesta a los atentados explosivos en cuatro trenes en Madrid en marzo, un ataque cuyas repercusiones políticas y sociales continúan.

En Rusia, sin embargo, los ataques terroristas tienden a desaparecer rápidamente del discurso público, si no de su conciencia colectiva. Eso es en gran medida debido al control casi absoluto que tiene el Kremlin de la política y de los medios estatales, incluidas todas las cadenas de televisión nacionales. También refleja una resignación -a regañadientes, dicen algunos, a que los gobiernos en Rusia nunca confíen la verdad al pueblo. Después del sitio de Nord-Ost, la cámara baja del Parlamento, entonces controalda pero no dominada aún por simpatizantes de Putin, votó contra la creación de una comisión que investigara qué ocurrió exactamente.

«No hay lugar para este tipo de discusión en Rusia», dijo Ryzhkov, el miembro del Parlamento. «No significa que el público no esté interesado. La sociedad quiere saber la verdad. La sociedad quiere saber qué están haciendo las autoridades para que la gente se sienta segura».

En los días posteriores a los desplomes del martes, funcionarios desecharon la posibilidad de terrorismo, ofreciendo una veintena de declaraciones, a menudo contradictorias, que sugerían que errores humanos o mecánicos, fueron la causa, pese a la coincidencia de los desastres aéreos simultáneos. En críticas inusualmente duras, los periódicos acusaron al Kremlin de tratar de restar importancia a un ataque terrorista que amenazaba con opacar la elección del domingo en Chechenia para reemplazar a Kadyrov.

Para el viernes, sin embargo, el FSB anunció que se habían encontrado explosivos en los restos de uno de los dos aviones que se desplomaron, matando a 89 pasajeros. Investigadores sospechan ahora de terrorismo en ambos incidentes, posiblemente llevado a cabo por atacantes suicidas. Un grupo extremista islámico internacional también se responsabilizó, diciendo que sus combatientes habían vengado la muerte de musulmanes en Chechenia y otras partes.

Sergei N. Ignatchenko, portavoz en jefe del FSB, dijo en una entrevista el viernes que era importante que los investigadores no se apresuraran a sacar conclusiones y que hicieran pública información sólo cuando se basara en hechos firmes, lo cual puede ser difícil en Rusia.

Interrogado sobre otros ataques recientes, Ignatchenko dijo que las autoridades habían hecho grandes avances. Por ejemplo, habían identificado a las personas detrás del asesinato de Kadyrov y los atentados explosivos en el tren subterráneo y fuera del Hotel Nacional, dijo.

«Pero en interés de la investigación», dijo, «no vamos a revelar esto ahora».

Publicaciones Relacionadas

Más leídas