Rusia mueve ficha con los talibanes para recuperar influencia en Afganistán

Rusia mueve ficha con los talibanes para recuperar influencia en Afganistán

Rusia no tiene prisa en reconocer a los talibanes, pero se posiciona para recuperar la influencia perdida en Afganistán, siempre y cuando los talibanes cumplan con la promesa de combatir el terrorismo y frenar el tráfico de drogas.

“Nosotros no nos damos prisa con el reconocimiento”, dijo hoy Serguéi Lavrov, el ministro de Exteriores ruso, quien consideró una “señal positiva” la disposición de los talibanes de crear un Gobierno junto a otras fuerzas políticas.

Antes incluso de la caída de Kabul, Rusia ya se había mostrado muy crítica con el presidente, Ashraf Ghani, al que acusó de incapacidad de poner orden en el país y de llegar a un acuerdo con los talibanes y otras minorías del país. “Lamentablemente, las autoridades no pudieron estabilizar el país.

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Los soldados estadounidenses se limitaban a proteger sus guarniciones. Por eso, los afganos aceptaron a los talibanes. El modelo de gestión occidental no ha funcionado. No vale para Afganistán”, comentó a Efe Vladímir Dzhabárov, vicepresidente del comité de Asuntos Internacionales del Senado ruso.

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GARANTÍAS TALIBANES

Moscú, que acogió hace varios meses negociaciones entre el Gobierno y los talibanes, demanda garantías a los nuevos señores de Kabul.

“Los talibanes ya han prometido que desmantelarán las redes de tráfico de drogas y combatirán al Estado Islámico, y además aseguran que no están interesados en territorios de otros países. Todo eso coincide con los intereses del Kremlin”, comentó a Efe Gulal Jalal, director del Centro de la Diáspora afgana en Moscú.

El resurgimiento del terrorismo islámico procedente de Asia Central, ahora que la guerrilla del Cáucaso Norte ha sido acallada, es uno de los mayores temores del presidente ruso, Vladímir Putin. Para ello, según Dzhabárov, Moscú debe garantizar la seguridad de Tayikistán y Uzbekistán, las repúblicas exsoviéticas que comparten frontera con Afganistán y donde el Ejército ruso realizó la pasada semana maniobras militares conjuntas.

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En esa línea, los rusos reforzaron recientemente con armamento su base militar en Tayikistán, país que comparte 1.300 kilómetros de frontera con Afganistán.

SIN INJERENCIA OCCIDENTAL Dzhabárov asegura que Rusia busca unas “relaciones amistosas” con Afganistán, de donde las tropas soviéticas se retiraron en 1989 tras diez años de invasión, fracaso que es considerado uno de los factores que contribuyó a la caída de la URSS.

Rusia tuvo una triste experiencia en Afganistán. Pero los afganos guardan un cálido recuerdo de los soviéticos, lo que no ocurre con los estadounidenses. Dejamos escuelas, hospitales y fábricas, mientras que EEUU no ha dejado nada”, opinó.

Considera que las grandes potencias deben “dejar en paz” a los afganos. “Británicos, rusos y, últimamente, los americanos, no han podido arreglar las cosas. Ahora, debemos dejar que sean ellos quienes elijan qué clase de Estado quieren construir”, señaló.

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En cuanto a los grandes ganadores de la llegada al poder de los afganos, Dzhabárov y Jalal coinciden al mencionar a China y Pakistán.

“La política de China siempre ha sido pragmática. No toman riesgos. Nunca han suministrado armamento ni han desvelado planes de expansión. Se centran en desarrollar lazos comerciales. No en vano, Afganistán está en la ruta de la seda”, indicó el senador.

Pero descartan que los pastún -la mayoría de talibanes lo son- acepten convertir su país en una “marioneta». “Los pastún no lo permitirán. Pero quizás acabe siendo un protectorado de Pakistán”, dijo Jalal. Jalal considera que “Afganistán es un tablero de ajedrez con cuatro jugadores- EEUU, China, Pakistán y Rusia». “EEUU hizo el primer movimiento. Ahora, van ganando chinos y pakistaníes, pero la partida sólo acaba de empezar”, señala.

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LEGITIMIDAD Y LISTA TERRORISTA

En cuanto al reconocimiento del Gobierno talibán y su exclusión de la lista de organizaciones terroristas, Dzhabárov consideró que hay que esperar “un poco».

“Los talibanes parecen menos estrictos que hace 20 años. Han declarado una amnistía y dicen que permitirán trabajar a las mujeres. Quieren que Afganistán funcione como un país civilizado. Si vemos que garantizan el orden y mejoran la vida de sus ciudadanos, entonces habrá normalización”, aventuró.

Y recordó que entre los juzgados en EEUU por los atentados del 11 de septiembre de 2001 no había ningún talibán. “El reconocimiento es inevitable. Los afganos están hartos de la guerra. Creo que, si no se radicalizan, los talibanes intentarán crear un Estado moderno según las tradiciones afganas”, apuntó.

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CORRUPCIÓN, EL CÁNCER AFGANO

Jalal mantiene que la “flagrante” corrupción entre los altos funcionarios hizo que Ghani perdiera la confianza de su pueblo y de Occidente. Recordó que EEUU y otros países europeos suministraron billones de dólares para la modernización del Ejército, pero el dinero “nunca llegó a su destino». “Las autoridades no estaban dispuestas a resistir hasta el final.

En el Ejército no había espíritu patriótico. Nadie quería combatir a los talibanes y morir por el Gobierno. Se pasaron al otro bando y se rindieron”, dijo Jalal, antiguo general del Ejército y gobernador de la provincia de Kunar.