El teniente general Ígor Kirílov, jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, ha revelado a nuevos participantes de los proyectos estadounidenses de armas biológicas en Ucrania.
Durante la rueda de prensa dedicada a los resultados de la Novena Conferencia de Revisión de la Convención sobre las Armas Biológicas y Toxínicas (CABT), que se celebró en Ginebra (Suiza) entre el 28 de noviembre y 16 de diciembre, Kirílov señaló que «algunos participantes de proyectos cerrados siguen permaneciendo en la sombra, aunque son actores clave en el programa militar-biológico en Ucrania».
Según una publicación de RT Actualidad, se trata de Kenneth Myers, exdirector de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE.UU.; Tara O’Toole, vicepresidenta ejecutiva del fondo de capital riesgo In-Q-Tel, controlado por la CIA; Thomas Frieden, exdirector de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.; Francis Collins, exdirector de los Institutos Nacionales de Salud; y Jeffrey Wadsworth, director científico y presidente de Investigación Internacional, Desarrollo y Medicina de la empresa Pfizer, entre otros, detalló el teniente general.
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«Hemos presentado anteriormente materiales que confirman la implicación de Hunter Biden y su fundación Rosemont Seneca, así como de otras entidades controladas por el Partido Demócrata estadounidense, en la financiación de importantes contratistas del Pentágono que operan en Ucrania», aseveró Kirílov, agregando que se demostró «lo profundo» que Hunter Biden está «involucrado en la financiación de Metabiota, empresa controlada por el Departamento de Defensa de EE.UU.».
EE.UU. bloquea una serie de iniciativas rusas
Además, durante la rueda de prensa, el alto oficial denunció que Washington promueve la creación de un nuevo mecanismo que le permite designar «a su antojo» a los responsables de incidentes biológicos, mientras bloquea una serie de iniciativas rusas que buscan reforzar las medidas de control de armas biológicas.
Kirílov recordó que la conferencia transcurrió «sobre el telón de fondo del escándalo de las actividades biológico-militares de EE.UU. en el territorio de Ucrania, el brote de gripe porcina H1N1 y la propagación de la peste porcina africana».
Durante los encuentros, detalló el alto cargo militar, Rusia planteó una serie de iniciativas para reforzar el régimen de no proliferación de armas biológicas, así como para mejorar las medidas de fomento de la confianza en el marco de la Convención, que fueron bloqueadas por Occidente.
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«EE.UU. declaró explícitamente que no permitirá formulaciones sobre la importancia de un protocolo jurídicamente vinculante y de procedimientos de verificación en el documento final, a pesar de que 120 países se han pronunciado a favor de la iniciativa», afirmó el teniente general.
«Una herramienta más leal y controlable»
Kirílov reveló intentos de crear mecanismos alternativos a la CABT. En particular, explicó que «una organización no gubernamental estadounidense propuso la creación de un mecanismo conjunto de investigación de incidentes biológicos bajo los auspicios de la ONU» que, según el diseño de Washington, «llenaría el vacío existente entre el Mecanismo del Secretario General para la Investigación del Presunto Empleo de Armas Biológicas y las investigaciones sanitarias de la Organización Mundial de la Salud».
Una de las razones de su creación —argumentó— radica en el hecho de que EE.UU. no está satisfecho con las conclusiones del grupo de expertos de la OMS sobre las causas de la pandemia de coronavirus.
«Al parecer, les gustaría disponer de una herramienta más leal y controlable para investigar los brotes de enfermedades infecciosas», dijo Kirílov.
El militar comparó la actividad del mecanismo propuesto con los principios de trabajo de los expertos de la Misión Investigadora de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas
Asimismo, el teniente general comentó que los representantes estadounidenses «se manifestaron especialmente sensibles a las propuestas de incluir en el documento final» de la Conferencia los hechos relativos a «las violaciones de los compromisos ante la CABT por parte de EE.UU. y de Ucrania, particularmente sus actividades biomilitares en territorio ucraniano». En este sentido, subrayó que la intervención rusa «ha llevado a muchos Estados participantes a reflexionar sobre los riesgos que supone colaborar con Washington en el ámbito militar-biológico».
El militar ruso indicó que el jefe de la delegación estadounidense, Kenneth Ward, se había negado a responder a las acusaciones de Rusia sobre las violaciones de la CABT, argumentando que «Moscú nunca ha estado interesada en escuchar las respuestas de EE.UU. a preguntas concretas sobre los biolaboratorios en Ucrania»; razón por la que —zanjó Ward— el país norteamericano tiene la intención de «no hacer más aclaraciones».
«Preguntas legítimas a EE.UU. sobre nuevos patógenos»
En sus comentarios sobre los mecanismos de la CABT y la necesidad de aumentar su eficacia, Kirílov mencionó la investigación lanzada por el Partido Republicano de EE.UU. sobre Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas y principal asesor médico del presidente Joe Biden.
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Como resultado de la pesquisa, afirmó, «se confirmaron hechos de financiación pública a través de una organización intermediaria de experimentos para aumentar la patogenicidad de virus, incluidos los coronavirus, cuya incidencia hasta 2019 no estaba muy extendida».
«La investigación descubrió que Fauci mintió abiertamente y ocultó deliberadamente la participación del Gobierno estadounidense en los programas de investigación. Al mismo tiempo, se descubrió que había actuado en colusión con ejecutivos de las redes sociales para manipular a la opinión pública en cuanto a los orígenes de covid-19″, subrayó.
«Estas revelaciones plantean preguntas legítimas a los EE.UU. sobre las causas de los nuevos patógenos causantes de enfermedades humanas y los pormenores de su propagación pandémica», acentuó Kirílov.
Ramón Fusté Guillen, escritor sobre geopolítica, expresó en una entrevista con RT que podría resultar difícil exigir ante la ONU las responsabilidades de EE.UU. por su actividad biológica militar, debido al control total de Washington de instituciones internacionales.