Rusia trata rescatar tripulación submarino

Rusia trata rescatar tripulación submarino

MOSCU (AFP) – La Flota del Pacífico rusa, que recibirá ayuda de estadounidenses, japoneses y británicos, anunció el viernes por boca de su comandante jefe que ha logrado «enganchar» con un cable el batiscafo atrapado con siete tripulantes a bordo en una bahía de Kamchatka, en el extremo oriental de Rusia.

Pero un responsable de alto rango de su propio estado mayor, que no ha querido revelar su identidad, declaró poco después a las agencias rusas que hay «un 51%» de posibilidades de que el objeto enganchado sea el batiscafo que buscan.

«En estos momentos, está atado a cables de remolque y nuestros barcos se encargan al mismo tiempo de levantar y remolcar el batiscafo hacia aguas menos profundas», dijo el comandante jefe de la Flota del Pacífico rusa, almirante Viktor Fiodorov, a la televisión Rossia.

Ahora hay que remolcarlo unos quince kilómetros para llegar a aguas menos profundas desde las que se podrá subir a la superficie, explicó Fiodorov.

Rusia ha iniciado una carrera contrarreloj para salvar a los siete tripulantes del batiscafo que se quedó atrapado el jueves por la mañana al engancharse en unas redes de pesca a unos 190 metros de profundidad.

Esta operación en la que cuenta cada minuto se ha vuelto particularmente dramática con las informaciones discordantes proporcionadas por distintos responsables rusos.

Horas antes de la confusión sobre la naturaleza del objeto enganchado, han circulado diversas versiones sobre las reservas de aire que tienen los tripulantes: entre uno y cinco días a contar desde el miércoles a las 23H00 GMT, cuando quedó inmovilizado el submarino.

El jefe adjunto del estado mayor de la armada rusa, el vicealmirante Vladimir Pepelaev, afirmó a última hora de la tarde en Moscú que la tripulación se encuentra en «un estado satisfactorio» y dispone de reservas de oxígeno «suficientes hasta que finalice la operación».

Pero no ha especificado si los rusos piensan usar la ayuda procedente del extranjero.

El desconcierto sobre las reservas de aire recuerda, salvando las diferencias, la situación que envolvió el caso del submarino ruso «Kursk», hundido hace casi cinco años en el mar de Barents tras estallar un torpedo.

En aquel entonces, Rusia rechazó las propuestas de ayuda extranjera y cambió de opinión cuando ya era demasiado tarde para salvar a posibles supervivientes. Los 118 hombres que se encontraban a bordo murieron.

Esta vez todo apunta a que Rusia no ha dudado en pedir ayuda exterior.

«Cuando se trata de salvar a personas en dificultades bajo el agua, hay que abarcar todas las posibilidades. Es imposible tener demasiada ayuda, cuanta más haya mejor», dijo el portavoz de la Armada, capitán Igor Dygalo.

La tripulación ha recibido instrucciones para economizar aire y energía eléctrica a bordo.

Se sigue la situación a través de cámaras sumergidas cerca del aparato y la tripulación se comunica con señales sonoras usadas normalmente por los submarinos, comentó el capitán Dygalo.

El batiscafo «AS-28», de 13 metros de eslora y 5 metros de diámetro, destinado a prestar asistencia a sumergibles averiados, efectuaba una misión de rutina cuando se enredó en una red en la Bahía de Berezovaya.

Según la empresa de Nijni Novgorod, que construyó la nave, ésta tenía problemas técnicos y «los militares lo sabían».

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