Rusia y China mostraron hoy ante el Consejo de Seguridad sus reservas al envío a Haití de una fuerza de intervención ajena a la ONU para ayudar al Gobierno a controlar la situación de seguridad y sanitaria en el país, y que apoyan varias potencias occidentales, con Estados Unidos a la cabeza.
El embajador adjunto ruso ante Naciones Unidas, Dmitry Polyanskiy, si bien se mostró de acuerdo en considerar la opción de una intervención de una fuerza en Haití, como solicitó el primer ministro haitiano, Ariel Henry, advirtió de que “hay diferentes opiniones al respecto dentro de la sociedad haitiana».
“Muchos grupos de oposición piden que no se permita una intervención extranjera y, con razón, también se refieren, por decirlo suavemente, a una experiencia no muy exitosa de injerencia externa en los asuntos del país”, dijo Polyanskiy, que instó a tomar en cuenta estas opiniones y a “sopesar cuidadosamente todas las consecuencias de traer contingentes extranjeros dentro de formatos internacionales o regionales a Haití».
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También se mostró contrario a imponer un régimen de sanciones a Haití, en lo que llamó “intentos de impulsar precipitadamente una resolución de este consejo” al respecto, poniendo en duda su efectividad a largo plazo, su naturaleza y sus posibles “consecuencias humanitarias».
“Las sanciones del Consejo de Seguridad son un instrumento serio y de largo plazo que requieren un análisis profundo y negociaciones detalladas del texto”, agregó el diplomático ruso.
Estados Unidos y México están preparando dos resoluciones separadas para presentarlas ante el máximo órgano ejecutivo de la ONU sobre la intervención de una fuerza y sobre las sanciones, como insistieron hoy los representantes de estos dos países ante el consejo.
Una “resolución en la que estamos trabajando autorizaría una misión de asistencia de seguridad internacional ajena a la ONU para ayudar a mejorar la situación de seguridad y permitir el flujo de la ayuda humanitaria, que se necesita desesperadamente”, dijo la embajadora de EE.UU. ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield.
La diplomática agregó que la resolución propondrá que dicha misión ajena a la ONU tenga “un alcance limitado y esté dirigida por un país socio (que no nombró) que tenga la experiencia necesaria para que tal esfuerzo sea efectivo”, alusión apenas velada a su propio país.
La segunda medida es la imposición de “sanciones financieras a los actores criminales que tanto sufrimiento están infligiendo al pueblo haitiano”, así como un embargo de armas y limitaciones de visados que incluirán también a los funcionarios y exfuncionarios del Gobierno conectados con las pandillas y otras organizaciones criminales.
El representante de China, en sintonía con el ruso, también hizo hincapié en el rechazo mostrado por “varios partidos de la oposición” a la presencia de fuerzas extranjeras.
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“En un momento en que el gobierno haitiano carece de legitimidad y es incapaz de gobernar, ¿el envío de una fuerza de acción tan rápida a Haití recibirá la comprensión, el apoyo y la cooperación de todas partes en Haití o se encontrará con oposiciones, o peor, podría desencadenar una confrontación violenta de la población?”, se preguntó el representante de China.