Ruta de las yolas II: Razón y sentimiento en un libro

Ruta de las yolas II: Razón y sentimiento en un libro

Leonardo Mauricio y Amparo es un hombre persistente, y esa es una condición importante para quien quiera ser escritor. En 2006 publicó el libro titulado Rumbo al Este: ruta de las yolas, sabiendo que en su conciencia quedaba materia y ambición para un segundo volumen. Aquí está ese segundo tomo en el que Mauricio continúa relatando, con recursos de la ficción, la dura realidad que representa la historia de los viajes ilegales en yola desde República Dominicana hasta Puerto Rico.

El primer tomo se terminó de imprimir en mayo de 2016. También me correspondió la honra de escribir el prólogo, del cual cito un párrafo: “Este primer volumen es dedicado a narrar, con ribetes de ficción, la organización y realización del que se considera el primer viaje ilegal, con fines migratorios hacia la vecina isla realizado en una yola con motor fuera de borda. El autor desarrolla su relato a partir de elementos ficticios. Es así como los personajes responsables de la travesía son llamados Fey, Paicito y Mike”.

Quizá deba rectificar lo dicho en el párrafo anterior sobre “elementos ficticios”, pues, aunque se valga de invenciones, el contenido de este libro está basado en realidades amargas: subdesarrollo, pobreza material y sentido de derrota del pueblo dominicano, lo cual se resume en la expresión “todos quieren salir”, irse del territorio nacional. Y se relata la preparación de una odisea marítima.

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Los personajes -o personas- Paisito, Mike y Fey acuerdan construir una embarcación, una yola grande, y laboraron con fervor tal como si se tratara del arca de Noé, en la que habría de salvarse la humanidad de aquel entonces, ante la inminente tragedia del diluvio. Buscan la salvación, ciertamente, buscan solución a su vida de estrecheces, pero asumen un proyecto como misión redentora, cual si los poseyera una visión divina.

En lo inmediato, era preciso comprar un motor para la yola, inscribir clientes que abonaran recursos para aprovisionar el viaje y que capitalizaran la construcción de la nave. En Santo Domingo incorporan a Cari y a Cacao para agilizar la búsqueda de compradores de asientos en la nave de la esperanza y la adquisición de equipos indispensables para la travesía.

El autor incursiona en el terreno de la autoficción, narra con destreza y llega a imprimir impacto novelesco a su relato, pero también incluye observaciones sociológicas muy agudas que revisten su texto de características propias del ensayo. Parece que me contradigo, pero no. Es que Mauricio combina detalles narrativos con análisis y algunas punzadas críticas.

“La forma sale del fondo, como el calor del fuego”, ha proclamado Gustavo Flaubert. Es válido este pensamiento del novelista francés para referirse al uso del lenguaje en este libro. Un aspecto para destacar es que el léxico de los personajes y la transcripción de su prosodia hacen del texto materia interesante para quienes estudian la fonética y la fonología, que son especialidades de la lingüística. El habla de los personajes -o personas- evidencia su condición social e incluso su nivel de escolaridad.

La narración termina sin describir el lanzamiento de la barca al mar y, por tanto, tampoco relata el viaje a Puerto Rico. Esto parece obedecer a un truco literario del autor, propio de la novela, pues deja el asunto en suspense. Quizás Leonardo Mauricio nos traiga un tercer libro para describir las peripecias de cruzar el canal de la Mona en una yola llena de personas alentadas por el propósito, o quizá ilusión, de desembarcar en Mayagüez, oeste de Puerto Rico, y luego volar hacia Nueva York en busca de mejor vida.

Sin duda, este libro es un aporte significativo al estudio de los viajes con visado playero, que además registra, y contribuye a su interpretación, las causas que han motivado esta calamidad, y acota las condiciones desfavorables en las que han vivido personas como los promotores del viaje y muchos otros dominicanos, sobre todo durante la segunda mitad del siglo XX. Mauricio no escatima referencias a hechos políticos que generaron las penosas condiciones sociales de existencia de gran parte de la población afectada del síndrome de la fuga.

A la lente escrutadora del autor de este libro no escapan las diligencias e intereses de Estados Unidos de América ante el fenómeno migratorio. Leamos este párrafo ejemplificador: “Pero nada es tan fuerte y poderoso como la voluntad del hombre cuando se propone un objetivo que es vital para seguir viviendo. La fuerza que da la aspiración a vestir, comer, educarse, curarse mejor, unida a la razón e inteligencia, es indestructible”. (pág. 162).

Como he dicho antes, los hechos sociales y políticos impulsan o motivan la emigración. Miches, tierra nativa de Leonardo Mauricio, de pueblo manso y recóndito se convirtió en un pasadero que abrió las puertas a muchos necesitados de zarpar, no solo dominicanos de distintas regiones, sino de cualquier parte del mundo. Al respecto, dice el autor:

“Algo más que imposible, la inmensa mayoría de una población pobre y semianalfabeta no reunía esas condiciones sobre todo saliendo el país de una dictadura, una guerra cívico-militar, varios gobiernos efímeros y un presidente de turno altamente represivo. En fin, inestabilidad social y política por todas partes con hondas heridas sociales, generales, familiares y humanas en muchos casos, particulares a lo largo y ancho de la geografía nacional”. (pág. 160).

Rumbo al Este: ruta de las yolas es el tipo de libro que se elabora con la razón y el sentimiento. Los hechos narrados aquí son conocidos por el autor, desde su adolescencia, los maduró, los procesó con las técnicas de la investigación social, y los abrillantó con un talento narrativo que calificaba para ser conocido antes. Este libro merece leerse y ponderarse porque encierra una porción fundamental de la historia social dominicana del siglo XX. Enhorabuena, compueblano.

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