La Ruta Ecoturística María Trinidad Sánchez está despertando cada vez más el interés de criollos y extranjeros de descubrir y disfrutar parte de la belleza natural con que cuenta esta región del noreste del país.
Este trayecto, compuesto por La Gran Laguna, en la comunidad de Boba, Nagua; El Saltadero Cabrera, en el lugar del mismo nombre; el Cabo Francés Viejo, en la playa Bretón; las cuevas El Dudú, así como la laguna de Gri Grí en Río San Juan, representan áreas reservadas, que no debe dejar de conocer todo aquel que se identifique como buen dominicano.
Cada uno de esos espacios, rescatados por el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, que dirige Jaime David Fernández Mirabal, cuentan con particulares atractivos e intrínsecos paisajes, que brindan al visitante una experiencia única en términos de que lo que se puede definir el disfrute pleno de la tranquilidad perdida en las áreas urbanas.
El Ministerio está recuperando esas áreas y contribuyendo con las comunidades en cuanto a la seguridad y señalización, para que todo el que desee ir, vaya, disfrute y descubra la belleza natural con que cuenta el territorio, sin complicaciones. Se está reforestando, limpiando y promocionando cada lugar, comentó Isabel Bonelly, encargada de la Ruta Eco Turística.
Durante un recorrido con unos 34 estudiantes alemanes que realizan intercambio cultural en el país y desarrollan trabajos a favor del ambiente por un año, Bonelly preciso que al igual que allí, trabajan con el lago Enriquillo y otras zonas similares de gran interés en la conservación del ecosistema.
El Cabo Francés Viejo. Es un monumento natural, accidentado geográficamente, original y único. En el área costera, la gente puede darse un rico baño y la suave brisa peina a cada instante los manglares y uvas de playa, que adornan el lugar, que cuenta con un chorro de agua dulce denominado El Arroyito.
Este cabo, bautizado así porque su primer ocupante era un señor de origen francés, tiene rasgos similares a una torta de bizcocho y posee gran valor histórico, ya que allí se dio La Batalla de la Limonada, el 26 de enero de 1621 entre franceses e ingleses que luchaban por el control de la zona, debido a que aparecían aquí pequeñas porciones de oro y, se peleaban además por la madera. También les servía de punto estratégico a los barcos que llegaban a la zona.
De ahí que levantaron tres grandes faros, de los que aún quedan sus reliquias, que fungían de guía a esas embarcaciones. Fue declarado como Parque Nacional mediante la Ley 654 del 2 de mayo de 1974.