LONDRES. AFP. El nadador estadounidense Ryan Lochte llegó a Londres 2012 para dejar de ser el segundón de Michael Phelps y convertirse en la estrella de los Juegos, pero en su ruta a la gloria se cruzó dos veces el francés Yannick Agnel y ahora debe volver a empezar.  

«A veces se gana y a veces se pierde», dijo con filosofía Lochte tras terminar cuarto ayer por la noche en los 200 metros libres, lejos detrás de Agnel, quien también le amargó la vida en los relevos 4x100m libre que Francia arrebató a Estados Unidos en la última piscina.  

Lochte buscará revancha mañana en los 200m estilos, donde volverá a enfrentarse con su archirrival Michael Phelps, a quien ya venció en los 400m de la misma especialidad en la primera final de los Juegos de Londres el sábado.  

El estadounidense buscará además meterse entre los ochos en los 200m espaldas, prueba en la que defiende el oro de Pekín-2008.  

Lochte, que cumple 28 años el viernes, había tenido una gran actuación en esos, con tres medallas doradas, una de plata y dos de bronce.  

Pero su archirrival Phelps se llevó ocho títulos y rompió el récord de siete oros establecido por el mítico Mark Spitz en Múnich-1972, dejándolo con un gusto amargo.  

Desde entonces, Lochte se tomó revancha y venció a su compatriota en los 200m estilos de los Mundiales de Roma 2009 y Shanghai 2011, además de derrotarlo en el 200 m libre de esta última cita, de la que se fue con cinco oros.  

Su victoria inicial sobre Phelps en los 200m estilos en Londres-2012 se pareció a un paso de testigo, en especial porque su compañero de equipo quedó afuera del podio.   Pero Lochte sufrió luego dos inesperados reveses.  

Primero, el domingo, fue superado en los metros finales por el francés Agnel en los relevos 4x100m libres en los que corrió con Phelps, dejando escapar un oro que los estadounidenses tenían en el bolsillo tras dominar toda la carrera.  

Luego, ayer, quedó cuarto lejos del mismo Agnel en los 200m libres, en una sorpresa mayúscula ya que era el defensor del título y campeón mundial.  

«Él es un gran velocista. No hay dudas de ello. Es rápido», admitió Lochte, que suele comportarse como un caballero dentro y fuera de la piscina.  

Con dos pruebas individuales todavía por delante, más los relevos, Lochte todavía tiene margen para hacer unos buenos Juegos. «Me encantar correr. Voy a subir a los tacos y correr tantas veces como el cuerpo aguante», afirmó.