¡S.O.S, ahorren petróleo!

¡S.O.S, ahorren petróleo!

Comentario Editorial
Hay otra razón para decir hurra en estos días de fiesta. Poco antes de Navidad, el Senado de Estados Unidos rechazó la propuesta de la administración Bush de permitir las perforaciones en el refugio natural de Alaska, lugar principal de reproducción del caribú. Si se hubiera aprobado, el impacto físico no hubiera sido tan grande; las técnicas modernas de perforación pueden dejar huellas bastante reducidas. Pero si hubiera continuado, se hubiera reforzado la tendencia, particularmente en EEUU, de creer que la solución al tipo de contracción del mercado petrolero que el mundo experimentó este año siempre radica en el suministro.

Es el equivalente geológico de estar esperando siempre encontrarse monedas en el sofá. Monedas relativamente pequeñas, además, porque aunque pudiera haber hasta un millón de barriles al día a extraer del refugio, significaría menos de 55 del consumo actual de EEUU. De acuerdo hasta con estimados de la administración, el petróleo de Alaska adicional en unos 20 años sería menos de la mitad de eficaz en reducir la dependencia del país del petróleo extranjero si se mantuvieran los altos precios de hoy.

Estos precios más elevados están teniendo un efecto en EEUU, deprimiendo la demanda de SUV. Pero un rasgo importante de la política energética en EEUU, hogar de la economía capitalista, es que EEUU no hace más uso del mecanismo de precios elevando los impuestos a la gasolina y prefiere al contrario fijarle a Detroit el tipo de normas administrativas para eficiencia del combustible que hubiera hecho sentirse orgulloso a un planificador del Gosplan soviético. Un viejo argumento en EEUU contra impuestos más altos al combustible era que afectaban particularmente a los pobres que tendían entonces a acaparar.

Pero ya eso no es tan cierto; muchos carros viejos consumen menos que los nuevos. La falta de buen transporte público sigue siendo un problema real, en el Reino Unido, tanto como en cualquier otro país. Pero en ningún lugar es la dependencia de los vehículos tan grande como en los suburbios de EEUU que se dispersan lo suficientemente lejos, como para ser llamados “ex-urbios”. Cambiar esto va a tomar mucho tiempo, y tiene que empezar pronto.

A menos que usted crea (uno o dos optimistas lo creen) que el petróleo se sigue generando en las entrañas de la tierra, su suministro tiene que considerarse finito. Por eso, ya es tiempo de dejar de utilizar el petróleo para usos para los cuales existen alternativas, como la calefacción, la generación de energía y el transporte terrestre (biocombustibles y finalmente hidrógeno) y de empezar a ahorrarlo para los aviones, plásticos y petroquímicos, para los cuales no parece haber alternativas.

Esto no puede ser un cambio total de uno para el otro. Un barril de crudo está compuesto de fracciones químicas diferentes que generan productos diferentes cuya sustitución es limitada. Pero la vida moderna sería ahora impensable sin ropa  partir del petróleo, así como muebles, fibras, gomas, pinturas, detergentes, fertilizantes y muchos productos más. Por ejemplo, Malasia, que fue en un tiempo la fuente de gran parte de la goma natural del mundo, no podría existir ahora. Y no hay que estar de acuerdo totalmente con Barbie de que “Vivir en plástico es fantástico” para aceptar que la vida sería muy extraña sin él.

(Versión: Iván Pérez Carrión)

Publicaciones Relacionadas

Más leídas