Sábana Santa, el misterio continúa

Sábana Santa, el misterio continúa

La Sábana Santa o “síndone” (del griego “sindon”, mortaja) está considerada una de las reliquias más famosas y discutidas de la cristiandad. Mide en torno a los 4,38 metros de largo y 1,15 de ancho y está guardada en la catedral de Turín, al norte de Italia.

De ella se tienen noticias desde 1353, cuando esta tela, confeccionada en lino y que supuestamente sirvió de mortaja al propio Jesucristo, aparece en la localidad de  Lirey (Francia) llevada, presumiblemente, por los cruzados que estuvieron en Tierra Santa.

Un siglo después llegó a manos de los duques de Saboya, que la custodiaron en Chambery (Francia). En 1532 resultó dañada por un incendio y en 1694 fue trasladada a la capilla del Duomo –la catedral- de Turín donde es custodiada.

PASÓ MUCHOS SIGLOS INADVERTIDA

La Sábana Santa continúa siendo un misterio y sigue acaparando la atención de millones de cristianos. Está elaborada en lino, que se obtiene del tallo de la planta del mismo nombre y que da lugar a una fibra natural extraordinaria, resistente y suave. El lino, como tejido para prendas de vestir, es originario de Egipto y se ha conservado hasta nuestros días.

En esa prenda tan especial  se distinguen una figura frontal y otra dorsal de un hombre desnudo a tamaño natural. El tejido se conserva bien, aunque pueden observarse algunos agujeros remendados.

La reliquia se conserva en la Capilla de Guarini de Turín y esa es una de las razones por las que durante varios siglos pasó bastante inadvertida, ya que se mostraba al público muy de tarde en tarde.

La historia de la figura del lienzo comenzó en el año 1898. En esta fecha se celebró el cincuenta aniversario del Reino de Italia y la Iglesia Católica también quiso celebrar otro evento que estuviera a la altura de los fastos italianos.  Las autoridades eclesiásticas organizaron una exposición que llevaba por título “Del Arte Sagrado, Misiones y Obras Católicas”, en la que se mostraba al mundo, por primera vez,  la pieza de tela en Turín.

Justo ese año, la Casa Real de Saboya, entonces propietaria de la reliquia, quiso dar solemnidad religiosa a la boda entre Vittorio Emanuele III y la princesa montenegrina Elena Petrovich-Niegos.

UN ABOGADO, FOTÓGRAFO DE AFICIÓN

Hasta ese momento todo era normal, pero un fotógrafo aficionado, que en realidad era abogado, de nombre Secondo Pia,  solicitó al rey Humberto de Italia, la posibilidad de hacer un grupo de fotos a la pieza de lino para convertirlas en estampitas,  para uso y disfrute de los devotos.

El fotógrafo tomó las placas y, sin saberlo, convirtió este acto en uno de los hechos más polémicos y curiosos de la historia de la Iglesia católica reciente, porque la imagen de la sábana se convirtió en un negativo fotográfico que, al trasladarse al negativo de Pia,  mostraba una posible fotografía de la persona que había estado bajo el lino, posiblemente Jesucristo. El eco del descubrimiento recorrió el mundo.

El año 1988, un equipo de investigadores independientes, previo permiso de la autoridad eclesiástica, analizó un pedacito del lienzo en tres laboratorios de Suiza, Estados Unidos y el Reino Unido. Utilizaron la prueba del Carbono-14 para intentar datar la tela.

El radiocarbono fechaba la pieza entre los años 1260 y 1390 de nuestra era, período de tiempo concordante con la aparición histórica de la “síndone”, en 1353, cuando el caballero Godofredo de Charny la donó a una colegiata próxima a la ciudad de París.

Según expertos en fotografía, la reliquia podría ser un negativo fotográfico obtenido por una tenue quemadura superficial del tejido. Esta pequeña quemadura sólo afectaría a escasas fibras de cada hilo, que es palpable cuando se observa la tela a una distancia de un metro aproximadamente.

Esta teoría sugiere que la sábana es como una especie de carrete fotográfico de la época predigital, con tres negativos sucesivos: el primero representa a un hombre de frente; el segundo, su cabeza, y el tercero, el mismo hombre de espaldas.

En definitiva, los expertos técnicos que han podido acercarse a estas pruebas dicen que la pieza no ha podido ser un sudario porque, de haber servido de mortaja, presentaría una imagen ancha, resultante de aplanar una tela que se ha impreso envolviendo un volumen.

INVITACIÓN A REZAR

La Iglesia Católica es la actual propietaria de la reliquia desde el año 1983, cuando el rey Humberto de Saboya se la donó por vía testamentaria. Para las autoridades eclesiásticas  los descubrimientos de la ciencia en torno a la Sábana Santa de Turín no tienen nada que ver con la fe cristiana ya que “existen seis siglos de devoción a Cristo inspirados en el lienzo” y señalan que “la “síndone” no es una prueba, sino una invitación a rezar”.

La Iglesia la considera oficialmente como medieval, pero sigue siendo valorado como reliquia, porque desde 1506, cuando fue emitida una bula al respecto por el Papa Julio II, se permite el culto público del lienzo. 

La última vez que la Sábana de Turín fue exhibida al público, en el año 2000, con motivo del Jubileo, dentro de una urna blindada, fue contemplada por más de cuatro millones de personas.

El último hecho destacable en torno a la Sábana Santa lo protagonizaron hace unos meses los investigadores italianos Giulio Fanti y Roberto Maggiolo, miembros del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Padua (Italia) quienes aseguraban haber encontrado una segunda imagen en la parte de atrás de la tela, en la que se podía apreciar un rostro humano.

No sabemos cuáles serán los misterios que todavía nos puede deparar la “síndone”, pero sea como fuere para los devotos cristianos siempre será, al menos, un “recuerdo vivo” de la pasión y muerte de Jesucristo.

EFE-REPORTAJES

 

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