Saber de finanzas no basta, también cultura financiera

Saber de finanzas no basta, también cultura financiera

De poco vale saber de finanzas si no tenemos cultura financiera. Esto lo hemos comprobado una y otra vez en nuestra práctica de coaching financiero, en la cual tenemos el privilegio de conversar con personas de todos los perfiles y niveles de ingresos imaginables, incluyendo ejecutivos medios y altos de la industria financiera.

La conclusión a la que hemos llegado es que ni el nivel de ingreso ni la cantidad de conocimientos sobre finanzas determinan el bienestar y su sostenibilidad frente a las contingencias de la vida. De hecho, el virus mental que provoca iliquidez y déficits ataca a todos, incluyendo a los expertos en finanzas.

Este poderoso virus del que hablamos está tan presente que hemos aceptado como normales que, por ejemplo, el gasto “alcance” al ingreso, aun cuando este último aumente. O que, periódicamente, necesitemos un ingreso extraordinario para “nivelarnos” o para “limpiar resacas”. O, incluso, la sensación de “morir de sed junto a la fuente”, cuando estamos rodeados de activos pero con una estrechez que dificulta la paz mental.

Es evidente, en otras palabras, que tenemos una seria distorsión en nuestra perspectiva respecto de cómo se construye y cómo se sostiene el bienestar. La cultura financiera corrige esta distorsión, al proponer un enfoque de “vida gestionada” en cuanto a todos los recursos que manejamos – dinero, tiempo y los recursos del ambiente – y a la comprensión de los riesgos que los afectan.

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