Saber digital y educación humanística (Homo optimus)

Saber digital y educación humanística (Homo optimus)

Este es el mismo título de un artículo de la autoría del fraterno amigo José Mármol en su columna Carpe Diem, del 5 de febrero de este año en el hermano periódico El Día. En la oportunidad, se refirió al saber digital y mencionó los comentarios de otro por igual talentoso y fraterno amigo, Jochy Herrera, cito al poeta: ¨El saber digital no es pernicioso en sí mismo. El peligro está en las adicciones tecnológicas y en la enajenación del espíritu y la inteligencia que la pretensión de reducir la formación a la información podría generar. El exceso de información o hiperconexión sin límites degenera en intoxicación. En la educación, como en la vida, debe existir sobre todo en los niños y jóvenes, una “dieta tecnológica”, como la denominó el destacado investigador de la conducta Enrique Echeburua. Como hemos estado “conversando” sobre neuroeducación, me motivé a tratar el tema.
Los distintos campos de la ciencia se han desarrollado a un ritmo vertiginoso durante las últimas décadas. Ingenieros, inventores y científicos de todo tipo han logrado en cuestión de poco tiempo que nuestras vidas sean cada vez más cómodas y fáciles. De hecho, la relación entre tecnología y sociedad es tan evidente en el mundo contemporáneo, que películas como las de Stanley Kubrick o Steven Spielberg han dejado de resultar ficticias. En una oportunidad el recordado físico y cosmólogo inglés Stephen Hawking, a quien conocimos en la librería Hatchards de Piccadilly, en Londres, mientras (con sus marcadas limitaciones)¨firmaba¨ al público su libro “Breve historia del tiempo”. En esa oportunidad el prestigioso científico señalóque: ¨Con los rápidos avances de las últimas décadas (por ejemplo, la tecnología informática, la robótica), hemos visto crecer las desigualdades económicas a un ritmo alarmante, y como una especie de clase plutocrática de propietarios, es decir los capitalistas, se volverán inmensamente ricos. Hacking creía que, si las máquinas no terminan por reemplazar el trabajo humano, produciendo nuestros productos, y continuamos la actual vía neoliberal, estaremos en camino de convertirnos en una especie de “distopia” con una clase de grandes propietarios, ellos con una riqueza inconmensurable, y una clase inferior de desposeídos, es decir, masas que vivirán en la pobreza extrema. Vemos que hoy la tecnología sigue produciendo más desigualdad. La tumba de este preclaro científico inglés está en la Abadía de Westminster al lado de dos prohombres, Isaac Newton y Charles Darwin, en Londres, la cual hemos tenido la oportunidad de visitar.
La escuela es quizás uno de los edificios más importantes de una sociedad, junto con los hospitales y los centros de investigación. En su columna señala el inteligente bardo, como sólido intelectual que es: “Hay que tener claro que más tecnología, entendida esta como dispositivos y programas codificados sin más, no es garantía de una mejor calidad en la educación. Es absurdo subsumir el conocimiento al artefacto”. En eso coincidimos en su totalidad, los desafíos de carácter ético ante la celeridad de la tecnología resultan, asimismo, bastante evidentes. Además, la falta de experiencia obada en la aplicación de enfoques transdiciplinares que aúnen, en pos de un mismo objetivo, el adecuado y exacto trabajo científico (Neurociencia, Ciencia Cognitiva y Ciencia de la Educación). Pero no cabe ninguna duda de que el humanismo no debe desaparecer, esa es una apuesta cierta de futuro que se hace necesaria para mejorar la buena educación y prepararnos adecuadamente para un mundo tecnológico.
Esperemos que todo mejore hasta que logremos la “inmortalidad electrónica¨. Con estos acelerados avances se logrará que los seres humanos y las computadoras sean uno mismo, sino que esto creará una especie completamente nueva que reemplazará al Homo sapiens. Hablamos del Homo optimus, un tipo de androide que nacerá de la fusión de humanos y las máquinas. El paso del tiempo es indefectible, tal como señaló el filósofo inglés Karl R. Popper: “El problema al que se enfrentan los seres vivos no es simplemente el adaptarse al medio para sobrevivir. La adaptación no es pasiva, sino activa, el ser vivo más que adaptarse al medio, procura con su conducta adaptar este a sus intereses y necesidades”.

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