Hoy 
POR GERMAN MARTE
El coordinador del Servicio Jesuita a Refugiados y Migrantes (SJRM), José Núñez, dijo ayer que el país carece de una política migratoria seria y, en cambio, hay una doble moral frente a la inmigración extranjera, pues mientras algunos sectores critican la invasión haitiana, se aprovechan de la mano de obra barata.
Dijo que la inmigración haitiana ha adquirido un carácter automático y la suerte de estos inmigrantes está en manos de empresarios, además de que se ha incrementado el tráfico de estas personas por la falta de controles oficiales.
Señaló que los haitianos se han desplazado desde los cañaverales a las fincas agrícolas y a las actividades urbanas.
Estimó Núñez que los inmigrantes haitianos contribuyen a la economía dominicana aportando mano de obra barata, y que en el caso de la construcción se podría afirmar que cualquier casa en República Dominicana llevó mano de obra haitiana, por la ventaja en los precios, pues por lo general el inmigrante cobra menos que el dominicano.
Incluso, dijo, en una construcción que se hizo en la Cancillería dominicana, participaron decenas de obreros haitianos.
Explicó que un obrero haitiano cobra RD$150 diarios mientras que al dominicano hay que pagarle RD$300 y RD$400.
El religioso hizo el planteamiento al participar como expositor en la Primera Semana Social organizada por la Vicaría Episcopal de Pastoral Social, de la Iglesia Católica, que en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra (PUCMM). Núñez habló sobre la Visión Global de la Movilidad Humana.
La actividad estuvo encabezada por el vicepresidente Rafael Alburquerque. La presidenta del Consejo Nacional de la Empresa Privada (CONEP) Elena Viyella de Paliza también asistió.
El padre Núñez dijo que la situación en la frontera va a depender del trato que le den los medios de comunicación al tema, de si incentivan un sentimiento xenófobo.
La situación va a depender mucho de lo que los medios de comunicación digan para incentivar una xenofobia mayor o menor, expresó Núñez, tras lo cual subrayó que en el país hay tendencia de grupos económicos y políticos que incentivan la xenofobia.
Una serie de movilizaciones contra haitianos en comunidades del nordeste y el suroeste se produjeron luego del asesinato de la comerciante Maritza Núñez a manos de dos asaltantes haitianos, en la comunidad de Hatillo Palma. Las autoridades de Migración iniciaron repatriaciones masivas para impedir que fueran linchados como se amenazaba. Dos haitianos fueron asesinados mientras dormían en una finca agroindustrial por un grupo que se identificaba como militares dominicanos.
De acuerdo con el sacerdote jesuita, el empleo de mano de obra haitiana es tan vital en algunos sectores de la economía dominicana que los empresarios bananeros están al grito por las repatriaciones masivas y ya han advertido que si la situación continúa podrían perder competitividad frente a los bananeros de otros países como Guatemala.
Dijo que siendo secretario de Obras Públicas durante la primera gestión de Leonel Fernández, Diandino Peña advirtió que las construcciones en el país podrían paralizarse si continuaban las repatriaciones de haitianos y solicitó al gobierno detener las deportaciones masivas.
Hoy en día, explicó Núñez, la inmigración no implica sólo a gente que quiere venir, sino también a empresarios que están trayendo extranjeros porque los necesitan, igual como ocurre en Europa.
EN DAJABÓN
De acuerdo con los datos aportados por el coordinador del SJRM en cada jornada del mercado de Dajabón se comercializan productos agrícolas por un valor aproximado de un millón y medio de dólares. El mercado se abre dos veces por semana.
Dijo que por cada día que se cierra el mercado fronterizo las pérdidas de los productores agrícolas dominicanos son cuantiosas.
Núñez criticó las deportaciones masivas de haitianos tras señalar que las mismas se hacen indiscriminadamente, sin organización y sin respetar los derechos humanos de los afectados.
