El sacerdote jesuita y bioeticista Cristian Peralta consideró que a propósito de la despenalización del aborto cuando peligre la vida de la madre sería conveniente dar a los médicos criterios claros a la hora de velar por los derechos de ambas vidas, no solo en las leyes, sino también en protocolos, dada la situación de precariedad de la supervisión de las prácticas hospitalarias del país.

“En el caso de que su último recurso sea la interrupción del embarazo, ¿qué garantías legales, científicas y éticas tenemos para reconocer que la práctica médica en ese caso fue la correcta previa búsqueda de soluciones en las que se protegerían ambas vidas?”, preguntó Peralta.

Señaló que el problema es más amplio que el dilema entre la aprobación o la prohibición del aborto terapéutico. “El punto a dilucidar es si existen las garantías y los recursos necesarios en los hospitales públicos para atender durante la emergencia una situación como esta y si se puede garantizar un seguimiento sistemático de la mujer y su familia que debe pasar por esta situación dramática, tanto en lo psicológico como en lo clínico”.

Por violación o incesto. La Cámara de Diputados aprobó que sea una ley especial la que regule el aborto por violación o incesto o cuando la criatura tenga malformaciones incompatibles con la vida.

En cuanto al primer caso, Peralta considera que el aborto criminológico (embarazo fruto de una violación o incesto) constituye el caso más dramático de los tres citados.

Destaca que los embarazos por violación son escasos y el protocolo diseñado por el Ministerio de Salud Pública del país indica que si llega una mujer con signos de violencia sexual con penetración debe administrársele una «píldora del día después», como medio de reducir el riesgo de embarazo.

Esta medida es aceptada por la Conferencia Episcopal Alemana, después de haber consultado a la Congregación para la Doctrina de la Fe y a la Academia Pontificia para la Vida, del Vaticano.

Pese a esto, el sacerdote dijo que es bueno preguntarse en caso de violación, si la única alternativa que se dará a la mujer es el aborto, si cuenta con acompañamiento sicológico, médico e incluso espiritual, si tiene garantías de privacidad y protección. Y si la mujer es obligada a mantener su embarazo, si se le garantizará salud, educación, alimentación de calidad o un ambiente seguro.