La Arquidiócesis de Santo Domingo celebró ayer en la Catedral Primada de América, de la Ciudad Colonial, el Jubileo de la Misericordia, acto que contó con la participación de varios sacerdotes.

En la homilía, el obispo auxiliar Amancio Escapa, quien ofició la eucaristía, llamó a todos los religiosos a abrir la puerta del corazón y no excluir a nadie.

“Hoy, día en que celebramos la fiesta del Corazón de Jesús, ese rostro de Cristo, tenemos que mirarle y dirigir nuestra mirada hacia el corazón de ese rostro, ya que es el manantial de donde brota toda nuestra vida espiritual. Es un momento privilegiado para dejarse atraer por el rostro misericordioso del Padre”, dijo.

El obispo llamó a los feligreses a reconocer sus pecados, para poder alcanzar la misericordia.

Dijo que al reconocerse como pecadores, se sentirá más la necesidad de misericordia y de perdón de Dios.

“Primero tenemos que reconocer que necesitamos de esa misericordia. Este es un momento especial en que la Iglesia nos invita precisamente a esto, reconocernos pecadores y así sentiremos esa necesidad de misericordia”, manifestó monseñor Escapa.

Señaló que los sacerdotes, como elegidos por Dios, están llamados a llevar la misericordia a los demás, por lo que insistió en que este es el momento de ser misericordiosos.

De su lado monseñor Benito Ángeles dijo que el jubileo es gozo, fiesta y entusiasmo, donde se necesita optimismo y esperanza para seguir llevando una misión, en este caso la misión evangelizadora de la Iglesia Católica.

“Estamos en un tiempo donde debemos reconocer que somos débiles, pecadores y frágiles, por lo que necesitamos del perdón de Dios. Somos los primeros que tenemos que reconocer que debemos ser misericordiosos por Dios”, indicó.