Sacerdotes critican la xenofobia, la reelección e impunidad en sermón

Sacerdotes critican la xenofobia, la reelección e impunidad en sermón

La iglesia alzó su voz contra la xenofobia, el odio y el rencor “revestido de falso nacionalismo”, en las reflexiones hechas durante el ‘Sermón de las Siete Palabras’ el Viernes Santo.
Asimismo, los sacerdotes de siete parroquias coincidieron en las críticas a la corrupción, la impunidad, la desigualdad social y los feminicidios, que tanto enlutecen a las familias.
Sobre el tema de la migración, cuestionaron el irrespeto con que se trata a personas de una cultura diferente y la irresponsabilidad de los llamados a controlar los pasos fronterizos.
“Es necesaria y urgente la conversión de tantas personas que aferradas a un patriotismo barato se encarnizan contra inmigrantes que, aunque con cultura diferente a la nuestra, no dejan de ser personas y por tanto merecen respeto”, expresó el padre Miguel Angel Amarante, vicario de la pastoral de Adolescencia y Juventud, al comentar la segunda palabra de Jesús en la Cruz: “En verdad te digo, hoy estarás conmigo en el paraíso”.
El sacerdote tomó el tema de la conversión, expresada por el ladrón arrepentido que pidió a Jesús que lo recordara cuando empezara a reinar, para cuestionar el papel de la seguridad fronteriza. “Ellos también necesitan esa conversión y tratar el tema con seriedad, no utilizar la situación para enriquecerse, explotar o traficar con seres humanos”, manifestó.
El padre Nelson Acevedo, párroco de la iglesia Santo Cura de Ars, también se refirió al tema en la tercera palabra: “Mujer, ahí tienes a tu hijo. Ahí tienes a tu madre”. En su razonamiento, el reverendo señaló que cuando Jesús llamó a su madre ‘Mujer’ dice que en ese momento hizo de María la madre universal y de todos los creyentes.
Extrapolando el mensaje a la crisis migratoria dice a María que hay un grupo de malos dominicanos fomentando la xenofobia con los vecinos haitianos. “Es verdad que no podemos recibir a todos los ilegales haitianos que cruzan por la frontera, pero no debemos tratar de incentivar en los más ignorantes un nacionalismo rancio y barato que no toca a quienes se benefician de las manos de obra baratas de los trabajadores haitianos ni reclaman la aplicación de las leyes laborales”.
Corrupción e Impunidad. En la primera palabra: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” el padre Faustino Burgos Brisman, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Santo Domingo, dijo que ese es el grito de quienes no aguantan tanto oprobio, tanta violencia, tanta inseguridad y tantas injusticias. Preguntó que si ante la situación que transita el país de “sálvese quien pueda” se pueda pedir perdón al Padre por aquellos que sin ningún reparo delinquen y siguen su curso “transitando impunemente, aprovechándose de la debilidad de los más vulnerables, del pobre, del indigente, del inmigrante, del sin trabajo a sabiendas de lo que están haciendo”.
Agregó: ¿Puede o debe Jesús pedir perdón por aquellos que realizando auditorías en estamentos del Estado, dejan las mismas engavetadas a sabiendas de las anomalías encontradas? ¡Es difícil pensar que así sea!, y, ¡sí, puede! y, sí, lo hace, porque… Dios es amor y ese amor es misericordioso, es perdón”, dijo.
Asimismo el padre Vicente Sánchez Burgos, subdirector de información y prensa del Arzobispado, al comentar la cuarta palabra: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” dijo que es el grito de muchos dominicanos que sienten la injusticia y la impunidad.
Señaló que con frecuencia se observa que a los acusados de sustraerse millones de pesos de los fondos públicos son favorecidos con sentencias que van desde la permanencia en la comodidad de sus hogares, el pago de una garantía económica o libertad pura y simple, “ya sea por un expediente mal instrumentado o por otras razones misteriosas, mientas que los ciudadanos que no poseen apellidos sonoros, cuando vienen acusados de cometer algún delito leve, se les dicta sentencia rápida y sin contemplación y se les envía, sin más, a cumplirla en la cárcel de La Victoria”.
Criticó que muchas personas ven pisoteada su dignidad con salarios de miseria mientras observan cómo los miembros de algunas instituciones del Estado que devengan sueldos de lujo se hacen aumentos a pesar de que han alegado que sus instituciones no tienen fondos para ejecutar las funciones para las cuales han sido creadas.
De igual manera, el padre Erick Wilson Cosme, del Seminario Pontificio Santo Tomás de Aquino, reflexionando la quinta palabra: “Tengo sed”, en el mismo sentido que su antecesor dijo que se está transmitiendo como meta-mensaje que “si robas poco, vas a la cárcel, pero si robas mucho, no”. Dijo que esas y otras situaciones, ligadas al orden social y a la justicia, es que están llevando a que los ciudadanos tomen la justicia por sus propias manos.
“El mismo Jesús nos dice: “Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados”, la sociedad dominicana ansía que su sed de justicia quede saciada”, expresó el religioso.
Otro que también habló de ello fue el padre Amarante, quien criticó la conversión del sistema judicial donde ‘Themis’, la diosa de la justicia, “se ha quitado la venda de sus ojos para juzgar de manera parcializada y atendiendo a intereses particulares”, señaló.
Además se refirió al tema el padre Acevedo, quien criticó a los Poncio Pilatos que siguen condenando a los dominicanos que se roban una gallina y mueren enfermos en La Victoria mientras los “ladrones del caso Odebrecht” andan sueltos disfrutando las fortunas que han amasado.
Pobreza e inseguridad. Otro tema abordado por los sacerdotes en el solemne oficio religioso fue la pobreza, al señalar que una gran masa de ciudadanos y ciudadanas no tiene acceso a una casa digna ni al trabajo y los que sí tienen empleo devengan salarios de miseria que no les alcanzan para tener una vida digna.
Al respecto también señalaron en el ‘Sermón de las Siete Palabras’ que la falta de condiciones de bienestar suficiente para todos, en especial para las masas socialmente empobrecidas, y la necesidad producto de las falta de oportunidades se ha mezclado con el ideal del mínimo esfuerzo y el máximo nivel de beneficio.
“Nos ha hecho caer en la búsqueda de bienes económicos, sin importar su procedencia. Por dinero estamos siendo capaces de hacer cualquier cosa, cualquier cosa… sin reparar en lo que vamos a hacer o el impacto que eso podría tener”, señaló Cosme.
En la reflexión de la sexta palabra: “Todo está cumplido”, el padre Roberto Martínez de los Santos, director de la Vocacional de la Pastoral, criticó el mal comportamiento ciudadano en la higiene y el tránsito.
Sobre la inseguridad señaló que ya es común que cuando una persona dice que fue asaltada el comentario recurrente sea “gracias a Dios que estás vivo. ¿Es que ya la delincuencia está en el orden de lo natural en nuestro país?”, se preguntó. Asimismo el diácono José Rosado, al comentar la séptima palabra: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”, observó que la violencia se inserta cada día más creando una cultura de la violencia reflejada en la incapacidad de resolver los conflictos en forma pacífica.
Feminicidios. Respecto al sensible tema en la reflexión se dijo que se ha convertido en una epidemia donde muchos hombres se creen propietarios de las mujeres “cosificándolas” con un machismo trasnochado.
“Entendamos que no somos superiores o dueños de los demás. El otro no es mío, no es un objeto de mi propiedad. No tengo derecho a maltratar a otros… si no estamos haciendo uso de legítima defensa propia. No hay derecho ni razón alguna para matar a una persona y máxime si ha sido tu pareja sentimental o si es la madre de tus hijos. ¡Basta de tanta violencia y de tantas muertes!”, exclamó Cosme.
‘Mea culpa’: iglesia necesita convertirse y pedir perdón. El padre Amarante, al momento de abordar la segunda palabra, reconoció que la iglesia no queda inmune a la necesidad de convertirse.
“También nosotros necesitamos convertirnos y pedir perdón por los escándalos de algunos de sus miembros, por nuestros silencios cuando debemos hablar. Convertirnos y ser más tolerantes, más dialogantes, ser más misericordiosos. Estando al lado de los preferidos por Jesús. Queriendo y aceptando a los otros, como lo hizo él, sin distinción”.
También Faustino Brisman, en la primera palabra, pidió a Dios que los perdone por cada vez que como líderes políticos, religiosos y comunitario no realizan su servicio a favor del pueblo, permitiendo que las conciencias duerman y aumente la impunidad y la corrupción.

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