Sal y enfermedad

Sal y enfermedad

De acuerdo con las concepciones modernas de la ciencias biológicas la vida surgió de las profundidades del mar hace decenas de millones de años. Por otro lado, el primero de los libros del viejo testamento nos relata que al principio Dios creó los cielos, seguido de la tierra; de ahí que se hable de los cuatro elementos esenciales del universo, es decir, el aire, el agua, la tierra y el fuego. A estos se les agregaría un quinto elemento que vendría a ser la sal.

El último de los arriba mencionados es un compuesto químico resultado de la combinación de sodio y el cloro 2.6% del peso del agua marina es cloruro de sodio, lo cual viene a representar unos 26 millones de toneladas métricas por kilómetro cúbico del salado líquido. Durante la época del imperio romano se acostumbraba pagar una parte del sueldo de los soldados con una cantidad determinada de este producto salitroso, de ahí nace el término latino de salario. Desde tiempos inmemoriales la posesión, tráfico y mercado salino fue motivo de guerras en Europa, el oriente y los Estados Unidos.

Mateo reseña el sermón de la montaña donde Cristo expresa: «Ustedes son la sal de la tierra. Y si la sal se vuelve desabrida, ¿con qué se le puede devolver el sabor? Ya no sirve para nada sino para echarla a la basura o para que la pise la gente» pablo en su carta a los colosenses, dice en el capítulo 4, versículos cinco y seis, lo siguiente: «Pórtense con prudencia con los que no son de Iglesia; aprovechen todas las oportunidades. Que su conversación sea agradable y que no falte en grano de sal. Sepan decir a cada uno lo que corresponde».

Resulta interesante saber que en el humano todo el componente líquido que baña cada una de las células que lo forman tiene como su electrólito principal y más abundante al sodio, en tanto que en el espacio intracelular predomina el potasio. El suero fisiológico que tantas vidas ha ayudado a salvar contiene nueve gamos de cloruro de sodio disuelto en un litro de agua destilada. Cada persona necesita ingerir diariamente cierta cantidad de sodio a fin de reponer las pérdidas y así mantener el equilibrio hidro-electrolítico.

Se calcula en 1,500 miligramos las necesidades cotidianas de sodio para un adulto normal, sin embargo, son muchos los individuos que ingresan a su organismo por encima de los 4,000 miligramos diarios. Esto representa una sobrecarga para el riñón y un motivo para que el cuerpo retenga agua en exceso, forzando de esa manera la función del corazón. Ello acarrea un agravamiento de los pacientes que sufren de insuficiencia cardíaca, así como dificultad en controlar la presión arterial en hipertensos medicamentados.

Una gran cantidad de las denominadas comidas rápidas, alimentos enlatados, el queso, los embutidos, el pescado ahumado y el bacalao, entre otros ,contienen un exceso de sodio agregado a modo de preservativo. Esto resulta peligroso para cardiópatas y pacientes con enfermedad renal crónica terminal.

Como podrá advertirse la sal común o de mesa puede acarrear trastornos al bienestar de los usuarios si no se controla su ingesta. Un estudio del Instituto de Medicina de Estados Unidos sobre nutrición recomienda reducir la dosis promedio de sal que ingieren sus ciudadanos. Allí se observa una relación estrecha y directa entre el alto consumo de sodio y la morbi-mortalidad por hipertensión arterial, derrames cerebrales, infartos del miocardio y los trastornos del riñón.

En la República Dominicana se acostumbra agregar bastante sal a los alimentos. Semejante tradición implica un riesgo permanente para la población. en el orden social se podría decir que los y las dominicanas llevamos más de tres años y medio sumergidos en una salmuera perredeísta que nos ha venido cociendo y secando como al bacalao. la receta más efectiva para volver a rehidratar el cuerpo social de la nación es acudiendo en forma masiva a las urnas el 16 de mayo. Una vez en ese lugar, provocaremos un diluvio de votos morados en el que nos bañaremos para sacarnos toda esa salazón tóxica.

Solo entonces volverán a renacer las esperanzas de una mayor longevidad y de una mejor calidad de vida para la angustiada, maltratada y mal condimentada familia criolla.

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