El diálogo por reajuste salarial ha sido de sordos. Mientras los sindicatos plantean claramente aspiraciones de aumento basándose en el déficit creciente de poder adquisitivo del salario, los empleadores insisten en una reclasificación de empresas que tendría como principales consecuencias una reducción del salario mínimo y un eventual reajuste fiscal en perjuicio del Estado. Estas contradicciones de forma y fondo han atascado las negociaciones en el punto muerto de siempre.

Tal situación obliga a replantear la necesidad de que el Estado, además de moderador en las discusiones sobre salario mínimo, tenga poder deliberativo en las pujas por las demás escalas de emolumento. ¿Acaso no es el Estado el que beneficia al sector empresarial con exenciones fiscales y subsidios que a veces sobrepasan lo razonable en cuantía y duración?

La reclasificación a que aspiran los empresarios podría ser entendible siempre que no esté condicionada a nuevas exenciones y/o subsidios y, mucho menos a merma del salario mínimo actual. Sería digno que, aún desde su posición dominante en las negociaciones, el sector empresarial reconozca que las mejoras en la productividad del sector empresarial del país, como consecuencia de la expansión comercial y la competencia, tienen como inocultable valor agregado el esfuerzo de los trabajadores.

Pifias que causan suspicacia

Los casos de desaparición de la abogada Paola Languazco Jiménez, residente en Puerto Plata, y de la señora Fe María Brito Tavárez, de la capital, nos colocan ante pifias inadmisibles de los investigadores. El principal sospechoso en el caso de la abogada fue libertado y se le permitió salir del país de manera que despierta suspicacias. Y resulta dudoso que el principal perseguido por la desaparición de la anciana Brito Tavárez “no aparezca”, a pesar de tener una hoja de servicio manchada por el vicio del juego y faltas que le habían valido la expulsión de otras instituciones.
Ayer fue encontrado en un desagüe en Santiago el cadáver de la abogada, empaquetado en una funda negra. Ojalá no haya corrido una suerte similar la anciana Brito Tavárez, cuyo carro fue encontrado abandonado hace varios días. Esas pifias son escandalosas.