POR RAFAEL SANTOS
SALCEDO.- La fiebre popular que en la actualidad se observa en este municipio, es producto del trabajo que desde hace varios años viene realizando la Unión Carnavalesca de Salcedo (Ucasal), en beneficio de los mejores intereses de la colectividad.

Personas de diferentes edades, desde tempranas horas de la tarde de cada domingo de febrero se reúnen en los alrededores del parque Duarte para disfrutar de lo que es un verdadero derroche de alegría que con bachatas, merengues y otros ritmos caribeños ponen el sabor a esta fiesta de carnaval.

De acuerdo a Rafael Lora, Juan Eligio Abreu y Carlos José Reynoso (éste último, presidente de la entidad), la historia de este carnaval se remonta a los primeros años de la dictadura de Trujillo.

«Cuando por aquí venían de otras ciudades personajes disfrazados, ponían a vibrar de alegría a un pueblo que no buscaba otra cosa que no fuera llenar su vida de algo más que adulaciones y noticias alusivas al tirano», dijo Rafael Lora.

«La historia de nuestro carnaval está preñada de un gran dinamismo y también por qué no, de ocultas razones que marcaron durante muchos años el sentir colectivo de generaciones que por allá en los años 30 se vieron imposibilitados de hacer algo más que las carreras y los disfraces del momento», expresó Juan Eligio.

Mientras que para el presidente de Ucasal, Carlos José Reynoso, este carnaval tiene fuertes influencias de aquellos que se celebraban en ciudades como La Vega, Santiago de los Caballeros y en Cotuí.

«Fíjate, nosotros teníamos cada domingo la presencia aquí en Salcedo de personajes como lo que hace un rato te mencionábamos, estos personajes que por esos tiempos hacían acto de presencia aquí, llenaban de alegría a todo un pueblo que por demás está decirte que necesitaba eso» dijo Reynoso.

Continúa narrando que poco a poco «nosotros fuimos viendo esos personajes y con el paso de los años adquirimos nuestros propios personajes, es decir nuestra identidad», expresó.

De acuerdo a estos trabajadores de la cultura salcedense, la misma creatividad natural de sus habitantes empezó a introducirse en lo que es hoy día este carnaval.

Grupos como Los Escorpiones, Las Cebras, Hechiceros, Los Toros y otros, que en total suman 33, debidamente registrados en Ucasal trabajan duramente durante todo el año para que por un espacio de tiempo que comienza justo el primer domingo de febrero y culmina el primer domingo de marzo, llenen de colorido las diferentes calles de esta ciudad.

«Yo recuerdo que aquí venían Los lechones de Santiago, Los Diablos de La Vega, personajes como el Roba la Gallina, comparsa como Se Me Muere Rebeca, La Muerte en Jeep y otras, eso era muy común verlos por estos predios, sobre todo los sábados», indicó Carlos Reynoso.

De acuerdo a sus organizadores, este carnaval permaneció por espacio de unos 15 años sin ser realizado, pues en el país habían muchas presiones que con el tiempo han ido desapareciendo.

«Cuando estas fiestas fueron reiniciadas había que buscar un permiso en la Policía, ya que el sistema imperante en el país era muy difícil, pues habían fuertes censuras a quienes lo organizaban», expresó Rafael Lora.

«Luego del letargo del que te hablamos hace un momento, el club Fuerza Juvenil del barrio La Amargura realizó un complejo carnavalesco en el cual se rescataron varios de esos elementos básicos de nuestras tradiciones en donde pudimos mantener viva la imagen del Mono Nicolás, el Macaro de Campo que vestía un traje de hojas de plátano», indicaron.

Luego este evento pasó a ser organizado por el Centro Juvenil Católico, para después ser montado por el Ateneo Minerva Mirabal, y en los últimos años por Ucasal.