Salesianos esperan cooperación Árbol Esperanza

Salesianos esperan cooperación Árbol Esperanza

Miles de niños, niñas y adolescentes en condiciones de alta vulnerabilidad esperan la solidaridad del Gobierno, empresarios, comerciantes, familias y personas en particular para poder desarrollar las actividades de formación educativa y en valores que reciben en los programas de la obra salesiana Don Bosco.

Para facilitar la cooperación, la Fundación Salesiana Don Bosco fue escogida junto a otras tres instituciones por Agora Mall para participar en el Árbol de la Esperanza, que coloca ese centro comercial en su atrio central para que en un período de 45 días, que comenzó el martes, los interesados puedan comprar una “esperanza” con la que colaboran con la causa.

Se trata de una mariposa que cuesta entre 50 y 100 pesos, dependiendo del tamaño, pero el árbol también cuenta con las flores empresariales, que cuestan entre 25 y 30 mil pesos y tienen la finalidad de colaborar con la obra que prefieran.

La Fundación Salesiana comparte el Árbol de la Esperanza con Save The Children, el Instituto de Ayuda al Sordo Santa Rosa y Nido de Angeles. A cada una Agora dona 15 mil mariposas para ser vendidas.

Sobre ellos. La fundación nació con la finalidad de robustecer la obra salesiana en el país, que incluye las escuelas donde se forman más de 20 mil alumnos.

El sacerdote Juan Linares, director de la entidad, explicó que además ofrecen los Oratorios Centros Juveniles, que es la educación del muchacho y el joven del tiempo libre, los trabajadores; así como Muchachas y Muchachos con Don Bosco, que es la atención a jóvenes en alto riesgo, con programas específicos; además de las obras sociales como ocho dispensarios en las parroquias, donde se atienden a las personas con medicinas, alimentación y otros servicios.

Linares señala que solo con la colaboración de las instituciones y las personas es posible desarrollar los programas con la mejor educación, personal calificado y maquinarias.

Indica que no se puede conformar con montar algo para entretener a los jóvenes sino una estructuras de calidad, con las maquinarias más modernas, para que el mercado reciba el producto adecuado.

Linares resalta la calidad educativa y moral de los jóvenes que salen de los programas de Don Bosco, por lo que muchas empresas apetecen ese personal porque no pierden los valores que un día recibieron en los centros de enseñanzas. Al mismo tiempo, destaca el compromiso social y político de los exalumnos, quienes se preparan para formar una asociación con miras a trabajar por la verdadera transformación que necesita la sociedad.

Canillitas con Don Bosco es uno de los proyecto de Muchachas y Muchachos con Don Bosco y El Árbol de la Esperanza busca ayudar, precisamente, a esos jóvenes con los veranos educativos.

Linares considera que la educación en el tiempo libre, como el verano, es la más influyente, porque incide de manera determinante en su personalidad, responsabilidad, comunicación con los demás y el respeto por la naturaleza y las artes.

Linares señala que con los veranos educativos se pretende que en este tiempo de vacaciones los muchachos no se dediquen al ocio, perder el tiempo y al tigueraje. “Para que se ocupe, primero en manualidades para descubrir destrezas, segundo, en deportes; tercero en artes, como la música, tocar guitarra, flautas, visitar museos y la naturaleza”.

Dice que hoy quien progresa es quien se capacita, asume valores, tiene perspectivas creadoras. Unos tres mil muchachos y muchachas participan de actividades de verano.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas