Pudiera interpretarse que la ciudadanía le ha enviado un mensaje al Presidente Medina a través de la encuesta Gallup-Hoy cuando lo colocaron en la cima de la admiración entre los vivos, junto a Balaguer entre los que partieron: Que para salir del laberinto financiero en que se encuentra tiene que aplicar una disciplina fiscal como la practicada durante gobiernos reformistas.

Ese laberinto quedó notoriamente evidenciado en el reciente Informe de Ejecución Presupuestaria. Durante el primer trimestre del presente año, la sumatoria de pagos por concepto del servicio de la deuda pública y cargas fijas del Estado superaron en 8% las recaudaciones. Eso significa que el dinero de los contribuyentes se consumió en burocracia, subsidios e intereses; y que para el Estado poder completar la prestación de sus servicios, y amortizar sus deudas, tuvo que recurrir al “enganche” mediante nuevos endeudamientos.

También significa que el gobierno está incapacitado para incrementar el acervo de capital de la nación que tanto se requiere para aumentar la oferta de bienes y servicios satisfactorios de necesidades y generadores de puestos de trabajo mediante inversiones con recursos propios; viéndose compelido a recurrir a fuentes externas para ello, con todo el condicionamiento que conlleva.

El último año de gobierno reformista las cargas fijas y el servicio de la deuda pública solo consumían el 59% de las recaudaciones, quedando el 41% restante como disponibilidad para incrementar inversiones y el acopio patrimonial de nuestra nación.

Esa alta proporción de las recaudaciones disponibles para inversiones fue disminuyendo progresivamente. Durante las administraciones PLDistas en las que el Presidente Medina compartía responsabilidades gubernativas (1996-2000 y 2004-2006), el porcentaje de recaudaciones dedicado a cargas fijas y deudas subió al 82%, reduciéndose las disponibilidades para invertir al 18%. A partir del 2008, gestión de responsabilidad exclusiva del Presidente Fernández, comenzaron a consumirse en cargas fijas y pago de deudas hasta absorber la totalidad de las recaudaciones; faltándole recursos  para cubrirlas y eliminando posibilidades para invertir con recursos propios.

El que durante los años de gobierno PLDista con participación del hoy Presidente se haya observado mayor disciplina fiscal en comparación con  aquellos en los que estuvo excluido, demuestra que es posible corregir el dispendio heredado.

Cuenta para salir del laberinto recibido -expresado en burocracia, deudas y subsidios -con precedentes disciplinarios aplicados por con quien comparte la primacía en admiración de sus conciudadanos.

Y con mayores leyes: De Función Pública para disminuir gastos burocráticos, de Compras Gubernamentales para disminuir subsidios como el eléctrico sin sobrecargos tarifarios, de administración financiera, de condicionamientos a asignaciones a ONG, Información Pública, etc; cuyo estricto cumplimiento viabilizaría renegociaciones de deudas.