El primer primero debe ser limpiar la administración pública de funcionarios corruptos, por acción o por omisión. Ellos saben que es p’a fuer que van.
La primera señal del cambio necesario ofrecido al pueblo, quedará demostrada con la designación de los primeros funcionarios del gobierno de Luis Abinader, ministros y viceministros, directores y subdirectores generales, entre los civiles.
En el área militar el ministro de las Fuerzas Armadas; el director general de la Policía; los jefes y subjefes del Estado Mayor del Ejército; de la Fuerza Aérea; de la Armada; los comandantes de las distintas brigadas del Ejército; los comandantes de los distintos destacamentos portuarios y de los aeropuertos; los comandantes de las distintas regiones de la Policía.
Los titulares de los distintos departamentos de inteligencia, DNI, J1; J2; J3; J4, del Ministerio de las Fuerzas Armadas, así como los jefes de inteligencia y servicio secreto de la Policía y de cada una de las ramas de los cuerpos armados. Y un nuevo presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas.
Los odiosos y prepotentes carajetes que, mediante un decreto, creen que se han convertido en personajes, deben ser desplazados para que el pueblo sienta, experimente, vea que hay un inicio de cambio, que el cambio va.
Este pueblo espera, desde el primer día de gobierno de Luis Abinader, no sólo un cambio de rostros en los principales puestos públicos del país, no un simple “quítate tú p’a ponerme yo”, sino una limpieza a fondo que se lleve, de una vez y para siempre a corruptos, contrabandistas, violadores, protectores de delincuentes, narcotraficantes negociantes amparados en posiciones elevadas, dueños de lavanderías de dinero, negociantes clandestinos y encubiertos que juegan con el precio de la divisa, traficantes de influencia.
Lo importante es que el pueblo aplauda las designaciones de los nuevos funcionarios que se ocuparán, desde el mismo 16 de agosto del 2020, de la administración del Estado dominicano.
De esas designaciones dependerá la primera impresión que el pueblo recogerá del gobierno de Luis Abinader, con ellas se le verá el blando del ojo al nuevo mandatario que ofrece el cambio que reencaminará al país hacia un Estado de derecho donde se respeten la Constitución y las leyes.
Un Estado de derecho dirigido a la búsqueda del bien común en un esfuerzo nacional de halar la carreta en la misma dirección para enderezar la nación.
Aquí todo anda mal. El programa que se aplicará el año próximo tocará todo lo necesario para que el país recobre la confianza en las autoridades, en la transparencia de las acciones del gobierno, que trabajará sin descanso en construir una nación de paz, trabajo, justicia y castigo para los delincuentes, incluidos los de cuello y corbata.