Salones de bellaza al borde de la ruina

Salones de bellaza al borde de la ruina

Numerosos salones de belleza, incluidos muchos que tienen plantas de generación eléctrica de emergencia, se encuentran al borde de la ruina, porque los apagones no les permiten trabajar.

Varias propietarias de salones de belleza consultadas por esta reportera, expresaron que aunque poseen generación propia de energía, con frecuencia sus clientes tienen que marcharse de los negocios sin recibir el servicio, en vista de que tienen que apagar sus plantas para ponerlas a descansar, porque «de lo contrario, estallan» de tanto usarlas.

Rosa María Mejía, quien tiene un salón de belleza en el ensache La Fe, posee una potente planta de generación propia de electricidad, pero dijo que los apagones durante el tiempo laborable, que para ella es de 9:00 de la mañana a 8:00 de la noche, duran hasta 18 horas ininterrumpidas.

Añadió que esto le trae como consecuencia que muchos de sus clientes, al tener que apagar la planta con el propósito de ponerla a descansar para evitar que se dañe, se van arreglados a media y por ende, no pagan.

Está también el caso de la mayoría de los salones de belleza de los barrios, los cuales, según propietarios consultados, por carecer de recursos no tienen planta de emergencia y en los últimos días nunca pueden darle servicios a los clientes.

Esta situación, según América Contreras, propietaria del Salón Altagracia, de Cristo Rey, «nos tiene en la ruina».

Expresó que “el salón representa mi única entrada de dinero para mantener un hijo que tengo y ocurre que los clientes ya ni vienen porque nunca hay luz. Creo que mi negocio está quebrado por los apagones».

Victoria Plasencia, propietaria del salón Ivelisse, de Cristo Rey, posee planta de emergencia, pero rara vez la prende, porque muchos clientes no están en condiciones económicas de pagar adicionalmente a la tarifa usual del servicio, RD$30 por el uso de la planta, dijo.

Sostuvo que no puede secar el pelo a las clientas por RD$80.0, que es su tarifa, si para ello usa la planta, ya que la gasolina está muy cara.

Manifestó que en la zona donde tiene el negocio, la energía llega un par de horas en la mañana, que es el período del día en que sus clientas están en labores hogareñas y por ende, no pueden acudir «a arreglarse a esa hora».

Cuando las amas de casa terminan de los quehaceres del hogar, en horas de la tarde, ya no hay energía «y yo me quedo sin ganarme ni un centavo», se quejó.

Esta reportera fue a un salón de belleza, ayer, ubicado cerca de este periódico en una plaza donde hay una unidad de generación propia de energía, a lavarse y secarse el pelo y ocurrió que cuando sólo quedaban mojados los cabellos de la moña, o sea, de la parte frontal de la cabeza, apagaron la planta de emergencia.

La dueña del negocio fue a la administración de la plaza a informarle que necesitaba el servicio de la planta porque tenía dos clientas que habían ido al salón en hora de almuerzo y debían regresar rápido a sus respectivos puestos de trabajo, pero no hubo forma de terminar el secado, pues la unidad de generación propia de energía tenía demasiado tiempo trabajando y era necesario ponerla a descansar, se informó.

A esta reportera no le quedó otro camino que gastar un poco de combustible de su carro dirigiéndose a otro salón, ubicado en una ferretería, para secarse la moña.

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